Jesús, en el discurso del Pan de Vida que aparece en el capítulo 6 del Evangelio de Juan, ante el argumento de sus interlocutores que hacen referencia al texto del Éxodo que aparece en la primera lectura responde diciendo que “Él es el Verdadero Pan que da la Vida”, no como el maná que les dio Moisés que lo comieron y murieron… Dios se ocupa de su pueblo, aunque muchas veces no lo merecen. Toda la Historia de la Salvación es el manifestarse de la ternura de Dios hacia el hombre y el rechazo constante por parte de esto. Pero Dios no se cansa ponqué tiene un Plan que llega a cumplir en Jesucristo y busca caminos inesperados y personas dispuesta para que este Plan se lleve a cabo.
El plan se cumple porque Dios encuentra los caminos y contemplamos en el Evangelio cómo acuden a Jesús las multitudes para saciarse del alimento que da la Vida eterna que es el mismo Señor. Y el plan se cumple porque Dios encuentra hombres y mujeres que, conmovidos por su ternura, se dejan hacer por Dios. Como la Virgen María. Hoy celebramos la santidad de sus padres Joaquín y Ana que anuncian el cumplimiento de la promesa, porque, aunque el hombre se cansa muchas veces, Dios no se cesa de buscar una y otra vez al hombre para darle a comer de su Pan, para que pueda participar de su Vida, la Vida eterna.
Cuidar de los padres, es la obra más digna y loable que un buen hijo-a deben hacer.
Con todo el amor y misericordia, sin poner la mira en herencias ni interés alguno.
Es la EUCARISTÍA compartida con la necesidad y carencia del otro, la que hace Verdad creíble nuestro amor a Jesús.
Hay tanto abandono y soledad, tanta indiferencia, que nos debe interpelar la respuesta: honrarás a tu padre y a tu madre.
Oremos por los ancianos-as, para que puedan mirar la vida con paz, alegría y esperanza.
Dependerá de nuestra entrega, esfuerzo y dedicación, llenos de amor, paciencia y comprensión.
Miren Josune.