san Pablo a los Romanos 4, 1-8

Sal 31, 1-2- 5. 11

san Lucas 12, 1-7

“Temed al que tiene poder de matar y después echar al infierno”. Muchas veces se nos olvida lo valiosos que somos, especialmente a los ojos de Dios que hasta ha entregado a su Hijo por nosotros, por ti y por mi. Se nos olvida y hacemos de nuestra vida una vulgaridad, ponemos el corazón en las cosas y destrozamos la creación de Dios, desde las plantas a las personas, con fines innobles. Date cuenta de tu grandeza, no por lo que tú crees valer, sino por el valor que ha puesto Dios en ti. No seamos tontos, no juguemos con nuestro destino eterno entregándonos a lo caduco. No es sensato que guardemos las formas y no guardemos el corazón. ¿Cuántas veces has pensado en la eternidad últimamente? No tengamos miedo al futuro si lo vamos preparando en el presente. La Virgen nos descubrirá la grandeza del amor de Dios, disfrútalo sin miedo.