Que interesantes las lecturas de hoy porque son muy iluminadoras. Algo que comprendí hace muchos años en mi experiencia personal de vida es que Dios es infinitamente bueno y perfecto, tanto, que no cabe ningún error ni se le puede atribuir ni la más mínima imperfección o mal. Por ello, me di cuenta que Dios nunca tienta, ni nos pone a prueba. Es otro el que lo hace. así nos lo confirma hoy la primera lectura del apóstol Santiago: Cuando alguien se vea tentado, que no diga « Es Dios quien me tienta»; pues Dios no es tentado por el mal y él no tienta a nadie.

La vida misma nos presenta pruebas por una compleja suerte de consecuencias de los actos de los demás y de nuestros propios actos. En esta complejidad el malo se aprovecha y nos tienta produciéndose la situación de prueba. Em esta el Señor está con nosotros y es nuestro aliado y ayuda para superarla. Así les enseña Jesús a los apóstoles en el pasaje de hoy de San Marcos: ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?

Dios ante nuestro momentos de necesidad, de agobio, de problemas que nos angustian, de peligro, de desesperación, El nos salva. Los apóstoles estaban siendo tentados por el maligno y ante la necesidad de no tener pan discutían y se echaban la culpa unos a otros y se reprochaban en vez de pedir ayuda y solucionarlo entre todos. El Señor estaba con ellos en la barca y no contaban con él, como si nada. Esto es lo que muchas veces nos pasa ante las pruebas de la vida y ante las tentaciones; no contamos con Él, no nos apoyamos en Él, no le escuchamos, ni le pedimos ayuda para solucionarlo de verdad y superar la prueba. Escuchamos las voces del mundo o recurrimos a lo fácil: caer en la tentación, el fin justifica los medios, mis debilidades e imperfecciones lo justifican todo.

¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís?

Dichoso el hombre a quien tú educas, nos dice hoy el salmista en un salmo 93 muy instructivo y cierto. No nos dejemos llevar ni caigamos en tópicos absurdos y falsos sobre la vida. La Palabra de Dios de hoy es para leerla varias veces y meditarla en el corazón y en la cabeza porque nos enseña algo muy importante y nos descubre la verdad de lo que nos sucede: A cada uno le tienta su propio deseo cuando lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz el pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte.

Por eso, aprendamos del Señor la lección, despejemos nuestra mente y preparemos nuestro espíritu para afrontar como personas las pruebas de nuestra vida, porque bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que lo aman.