Comienza el mes de Julio y con el las vacaciones de verano para nosotros los europeos. El duro trabajo del año culmina con un tiempo de descanso, un tiempo para dedicar a la familia y para reponerse de cara al curso que empieza. Y en este contexto de relax las lecturas de los siguientes domingos nos ayudan a encauzar positivamente este momento del año en el que las prisas y los agobios de lo cotidiano que muchas veces no nos dejan tiempo para pensar.

En la primera lectura se nos presenta un tema general de radical importancia, que conecta con la experiencia misma de la fe, que no es otro que la pregunta por el mal el en mundo, en este caso, la pregunta por la muerte. ¿Cuál es nuestro destino? ¿Qué sentido tiene mi vida? es cierto que estas preguntas tienen tanta densidad que muchas veces la evitamos porque no hay respuestas fáciles, sin embargo no tendremos una experiencia madura de nosotros mismos sino nos enfrentamos a estas preguntas.

La segunda lectura pone sobre la mesa el tema de la solidaridad. No sé si algún día en a historia de la humanidad este tema desaparecerá de nuestro horizonte. Comemos y cenamos con imágenes que, de no ser tan cotidianas, nos deberían sobrecoger, inmigrantes rechazados, guerras, esclavitud, violencia… En 2017 asistimos atónitos a un hecho vergonzoso, la ONU en su informe sobre el hambre en el mundo reconoció que después de muchos años de logros en esta materia en 2017 aumentó el número de personas que mueren de hambre… Desde la tumbona de la playa o en el hotel después de un día de turismo dediqué los un minuto de nuestro tiempo ha reflexionar para que la muerte de los hambrientos no nos sea indiferente.

Finalmente el Evangelio de hoy nos presenta dos curaciones radicalmente distintas, la primera, la de la hemorroisa, que casi podríamos decir que le roba el milagro a Jesús, que peculiar resulta que los discípulos se quedasen asombrados ante la pregunta del maestro «¿quien me ha tocado?» y nos pone en guardia para que no nos ocurra como a ellos, que el amor y la gracia de Dios pasen a nuestro lado y nosotros no seamos capaces de verlo. Y en segundo lugar la revivificación de la hija de Jairo, no sabemos casi nada de Jairo ni de su hija, su aparición en el Evangelio es fugaz, sin embargo el episodio pone una vez más de manifiesto que los que confían en el Señor no serán derrotados por la muerte, aquella que en la primera lectura se levantaba ante nosotros desafiante, en el Evangelio aparece sin fuerza, derrotada ante el poder Salvador del que es la Verdad y la Vida.