Eclesiástico 47, 2-13; Sal 17, 31. 47 y 50. 51 ; San Marcos 6, 14-29

Hace unos días la Conferencia Episcopal Española ha presentado el “Directorio de Pastoral Familiar”. Se trata de un documento valiente que analiza los problemas de fondo de nuestra sociedad (el olvido de Dios, la supuesta superación del cristianismo, la falta de valores trascendentes, el relativismo moral, etc.). En él se denuncia el profundo “reduccionismo” del significado de la sexualidad, donde el cuerpo humano queda sometido a la mera biología, contraponiéndolo a la idea cristiana de la unidad personal de cuerpo y alma. En definitiva, la constatación de que la visión utilitarista del ser humano conduce a un debilitamiento social del matrimonio y la familia.

Pues bien, de inmediato han empezado a saltar las voces en los medios de comunicación denunciando, no sólo el pesimismo que late en dicho documento, sino la injerencia de la Iglesia en el ámbito de lo privado. Sin embargo, lo primero que habría que destacar es que trata de un texto dirigido a los católicos; textualmente: “para poder ofrecer a la Iglesia en España un cauce unitario de directrices para la configuración de la pastoral familiar”. El esquema del Directorio sería el siguiente: “Después de situar la urgencia de la pastoral familiar en nuestro contexto socio-cultural (Introducción), se presenta el matrimonio y la familia a la luz del plan de Dios (capítulo I), se analizan las etapas y el sentido de la preparación al matrimonio (capítulo II), que finalizan en la celebración del sacramento (capítulo III). Es entonces cuando se ha constituido una nueva familia y se considera el modo de vida cristiano que esto supone (capítulo IV), teniendo en cuenta los problemas planteados por algunas situaciones especiales (capítulo V). A continuación se presenta la participación y la misión de la familia en la sociedad y en la Iglesia (capítulo VI); y, por último, se trata de las estructuras y responsables de la pastoral matrimonial y familiar (capítulo VII)”.

En segundo lugar, para aquellos que se quejan de que la Iglesia asume un papel que no le corresponde, habría que señalar que si hay algo que le debe la sociedad europea al cristianismo, en cuanto a valores se refiere, es precisamente su activo humanista y cultural, algo que muchos no sólo piensan está superado, sino que niegan desde su raíz. Ésta es la gran mentira de nuestra sociedad, que apela a una autodeterminación que en absoluto le corresponde, cuando en verdad el único garante de lo que le corresponde al ser humano se encuentra en el cristianismo. Precisamente, aquellos que muestran su más encarnizado odio y recelo hacia la Iglesia, son aquellos que viven en la moral consensuada y en el interés puramente político, donde el hombre es manipulado hacia fines ideológicos, aunque ello comporte, en ocasiones, su propia destrucción, como es el ejemplo de la familia.

¿Y el comentario de hoy?… “El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla” (El baile de Salomé y todo lo que trajo consigo). Uno de los dramas por el que podemos pasar los cristianos es dejarnos invadir por los “respetos humanos”. Ejemplos los tenemos a cientos. Cada uno revísese y haga examen. Pero… ¡cuánto nos cuesta el quedar mal ante otros, y lo que puedan pensar de nosotros!

“¡Pídeme lo que quieras!”, dijo el rey Herodes a la hija de Herodías, y he aquí que bien valió dicha promesa la cabeza de un hombre justo. Quizás también nos embelesen a nosotros otros “bailes” (con velos o sin ellos), pero lo que sí es seguro es que, cuando Dios desaparece de nuestra vida, siempre nos toca “bailar con la más fea”. Para mi la Iglesia, además de Madre, es la más guapa.