san Pablo a los Corintios 9,6-10; Sal 111, 1-2. 5-6. 7-8. 9 ; san Juan 12, 24-26

“Porque el que da de buena gana lo ama Dios”. Estas palabras del apóstol San Pablo a los Corintios, corresponden a la fiesta de San Lorenzo, “coronado de laurel”, que eso significa su nombre, para sacar quizá una estupenda lección y poder aplicar a nuestra vida. Servirá también para nuestra consideración si pensamos, antes, un poco en su vida: leer vida de santos puede ser un propósito excelente no solo para este verano sino para el año entero.
El emperador Valeriano ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. Así son los tolerantes de entonces y los de ahora. El 6 de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de Roma cuando fue asesinado por soldados del emperador. El ambiente no era fácil. Cuatro días después iba a ser martirizado su diácono San Lorenzo.
Al parecer, quien mandaba entonces en Roma, llamó a Lorenzo y le dijo: «Me han dicho que los cristianos emplean cálices y patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen candeleros muy valiosos. Tráeme todos los tesoros de la Iglesia», podría entenderse que en caso contrario podría costarle la vida.
Lorenzo le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con sus limosnas. Y al tercer día llamó al gobernador de Roma diciéndole: «Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia”. Al ver aquello el mandatario lo interpretó como una burla, aún más cuando San Lorenzo añadió que: “¡estos son los tesoros más apreciados de la iglesia de Cristo!». Fue dada la orden de matarlo pero expresamente con la indicación de que fuera lentamente. Así encendieron una parrilla de hierro y acostaron al diácono Lorenzo. Era el 10 de agosto del año 258.
San Agustín dice que el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle importancia a los dolores de esa tortura. A esto me refería al principio: San Lorenzo, y cualquier cristiano que hoy se entrega a Cristo, “da de buena gana” su vida, porque tiene un gran deseo de estar con Cristo.
El poeta Prudencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma, porque a la vista del valor y constancia de este gran hombre, convirtió a varios senadores, y desde ese día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad.
Siempre, una vida entregada a Dios, quemada en una parrilla, o entregada en un convento o viviendo la fe cristiana con alegría en la familia, con el cónyuge, los hijos, los suegros, los yernos, siempre produce frutos en el mundo… También en estos días de verano está uno “abrasándose” bajo el sol en la playa, por ejemplo, con toda la familia, y las quejas pueden venir porque: “hoy no toca sombrilla”, “las bebidas están calientes”, “se ha puesto a llover cuando me iba a dar un chapuzón”… ¡Benditas vacaciones si estoy junto a aquellos que quiero y me quieren!