Comentario Pastoral
NO «ENCIELAR» A CRISTO

La Iglesia celebra hoy el misterio, no el simple hecho, de la Ascensión del Señor. Porque Cristo bajó a la realidad de nuestro mundo, a la verdad de la carne humana, al dolor de la muerte, por eso Cristo subió por la resurrección a la gloria del Padre, llevando cautivos y comunicando sus dones a los hombres.

El misterio de la Ascensión no es simple afirmación de un desplazamiento local, sino creer que Cristo ha alcanzado la plenitud en poder y gloria, junto al Padre. La Ascensión es la total exaltación.

Esta solemnidad es día propicio para meditar en el cielo, como morada, como presencia de Dios. Frente a definiciones complicadas hoy brota casi espontánea la afirmación de que el cielo es presencia y el infierno ausencia de Dios.

¿Cómo el hombre puede vivir en presencia de Dios y tener experiencia celeste durante su paso por la tierra? En el evangelio encontramos la respuesta contundente: «guardando las palabras del Señor, amando».

Por eso hay que evitar el peligro de «encielar» a Cristo, de llevarlo arriba desconectando de lo que pasa aquí abajo, de desterrarlo y perderlo. Quizás para algunos es más tranquilizante dejar a Cristo en el cielo para así poder vivir menos exigentemente en la tierra. Piénsese que de la misma manera que la encarnación no supuso abandono del Padre, la ascensión no es separación y abandono de los hombres. A Cristo se le encuentra presente en la plegaria y en la acción, en los sacramentos y en los hermanos, en todos los lugares en que su gracia trabaja, libera y une.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte,
ha ascendido ante el asombro de los ángeles a lo más alto del cielo,
como mediador entre Dios y los hombres,
como juez de vivos y muertos.
No se ha ido para desentenderse de este mundo,
sino que ha querido precedernos como cabeza nuestra
para que nosotros, miembros de su Cuerpo,
vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su reino.


Prefacio


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 1, 1 – 11

Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9

san Pablo a los Efesios 1, 17-23

san Mateo 28, 16-20

Comprender la Palabra

Sólo San Lucas narra el Acontecimiento de la Ascensión del Señor; alfinal del Relato Evangélico y al comienzo del Libro de los Hechos de los Apóstoles (1ª Lectura).

Entiende San Lucas la Ascensión del Señor como punto final de su Misión Mesiánica, mientras vivía en este mundo; mejor dicho, como punto y seguido o punto de partida de la Misión Mesiánica de Jesucristo a través de sus discípulos, de su Iglesia. La presencia misteriosa de Jesucristo en sus testigos está solemnemente afirmada en la Lectura del Evangelio: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

¿Qué tiene que hacer la Iglesia como Sacramento de Cristo como símbolo de Cristo, que en ella transparece ? Lo mismo que hizo El. San Mateo nos lo declara en el final de su Relato Evangélico: “Hacer discípulos de Cristo de todos los pueblos; Bautizar (los Sacramentos); enseñarles a guardar todo lo que Él nos ha mandado».

San Lucas delimita el Ministerio Mesiánico de Jesús a la región de Galilea y mientras va de camino a Jerusalén, donde llene lugar el Acontecimiento y mientras va de camino a Jerusalén, donde tiene lugar el Acontecimiento de la Pascua (Muerte Resurrección), que será el contenido del Mensaje, que tiene que testificar la Iglesia. Esta proseguirá el camino inaugurado por Cristo, dando testimonio de El a partir de Jerusalén, por toda Judea y Samaría hasta los confines del mundo. Justo este es el esquema, que San Lucas desarrolla en su Libro de los Hechos de los Apóstoles, que concluye precisamente con la actividad misionera de San Pablo en la ciudad de Roma, encrucijada de caminos, que conducen a los confines del mundo.

Como San Lucas, también San Mateo nos asegura la presencia misteriosa de Cristo en la Iglesia, en su actividad misional: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta elfin del mundo (de los tiempos)».

Pero la Ascensión Resurrección Gloriosa, Exaliación de Crisio es también nuesira resurrección ascensión en Cristo. Esto es lo que el Apóstol nos encarece en elfiragmento de su Carta, que escuchamos (2ª Lectura).



Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Del Año de Rosario al Año de la Eucaristía


Justo en el corazón del Año del Rosario promulgué la Encíclica Ecclesia de Eucharistia, en la cual ilustré el misterio de la Eucaristía en su relación inseparable y vital con la Iglesia. Exhorté a todos a celebrar el Sacrificio cuearístico con el esmero que se merece, dando a Jesús presente en la Eucaristía, incluso fuera de la Misa, un culto de adoración digno de un Misterio tan grande. Recordé sobre todo la exigencia de una espiritualidad eucarística, presentando el modelo de Maria como ‘mujer eucaristica».

El Año de la Eucaristia, tiene, pues, un trasfondo que se ha ido enriqueciendo de año en año, si bien permaneciendo firmemente centrado en el tema de Cristo y la contemplación de su rostro. En cierto sentido, se propone como un año de síntesis, una especie de culminación de todo el camino recorrido. Podrían decirse muchas cosas para vivir bien este Año. Me limitaré a indical algunas perspectivas que pueden ayudar a que todos adopten actitudes claras y fecundas.


Juan Pablo II

Mane nobiscum, n. 10

celebrar mejor


La Última Semana de la Cincuentena Pascual

En muchos países la solemnidad de la Ascensión se celebra el domingo VII de Pascua por no ser fiesta laboral eljueves de la VI Semana de Pascua, día en que se celebraba desde el siglo IV V, El misterio de la Ascensión del Señor está en intima conexión con la Pascua en un doble aspecto: glorificación de Cristo y comienzo de la glorificación de la Iglesia, cuerpo de Cristo “… la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y él, que es la cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la gloria, a la que hemos sido llamados como miembros de su cuerpo» (oración colecta).

El cirio pascual no se apaga después del Evangelio,, como se hacia en otros tiempos, sino que sigue junto al altar o junto al ambón hasta el domingo de Pentecostés inclusive. Después se coloca en el baptisterio para utilizarlo en la celebración del Bautismo. As¡ se simboliza la presencia de Cristo resucitado/cn todos los sacramentos.

‘”Las ferias que van desde la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés preparan para la venida del Espíritu Santo”.
Después de la Ascensión de Jesús a los cielos “los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte de los Olivos … Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas Maria, la madre deJesús y con sus hermanos» (Hch 1,12 14). De la misma manera la Iglesia espera en oración la venida del Espíritu Santo. Aunque esta espera ha estado presente durante toda la cincuentena pascual, se pone de relieve de manera especial en la última semana. En las antífonas de entrada y de comunión y en el versículo del aleluya antes del evangelio se emplean las mismas palabras de Jesús que promete el Paráctito. En la oración colecta se pide al Padre que llene su Iglesia con el don de su Espíritu, o que nos fortalezca con su poder para que hagamos su voluntad y le seamos fieles, o que haga nuestros corazones agradables a él, o que robustezca nuestra fe.



J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:

Hechos 19,1 8. ¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?

Juan 16.29 33. Tened valor; yo he vencido al mundo.

Martes 3:
San Juan de Ávila (1499 1569), apóstol de Andalucía, figura de la espiritualidad. Patrono del clero español.

Hechos 20,17 27. Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el Señor Jesús.

Juan 17,1 lla. Padre, glorifica a tu Hijo.

Miércoles 3:

Hechos 20,28 38. Os dejo en manos de Dios, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia.

Juan 17,11b 19. Que seanuno como nosotros,

Jueves 3:
San Nereo y San Aquiles, abandonaron la carrera militar, martirizados en Roma o San Pancracio, mártir en la persecución de Dioleciano.

Hechos 22,30; 23,6 11. Tienes que dar testimonio en Roma.

Juan 17,20 26. Que sean completamente uno,

Viernes 3:
Nuestra Señora de Fátima.

Hechos 25,13 21. Un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo.

Juan 21,15^19. Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.

Sábado 3:
San Matías, apóstol. Fue elegido apóstol para ocupar el puesto de Judas.

Hechos 1,15 17.20 26. Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles.

Juan 15,9 17. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.