Comentario Pastoral
COMIDA Y EUCARISTÍA

La comida» es uno de los simbolismos y componentes fundamentales de todas las culturas. A través del banquete se comunica la alegría de un nacimiento, el gozo nupcial; se refuerza la amistad, se establecen contactos laborables y se celebran rituales oficiales. La liturgia de la Palabra de este domingo es muy expresiva y sugerente en este sentido.

El profeta (primera lectura) subraya insistentemente la gratuidad de la comida y de la bebida: «0id sedientos todos; acudid por agua también los que no tenéis dinero; venido, comprad trigo; comed sin pagar, vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta?». El agua hace referencia a la vida, a la libertad, al Espíritu, al templo de Jerusalén, fuente de agua viva. El vino y la leche son dos signos de la fertilidad de la tierra de la promesa y de la bendición del Señor. El trigo y el pan es el sustento básico e indispensable para poder subsistir, mientras que los manjares suculentos evocan el banquete mesiánico. El simbolismo de la comida alcanza la plenitud de su expresividad en la narración de la multiplicación de los panes. En el transfondo teológico de este acontecimiento está el maná del Éxodo y los panes de Elíseo, pero sobre todo la institución de la Eucaristía.

En el relato evangélico de Mateo, la mesa del desierto es un anticipo de la cena eucarística, y los gestos de Jesús en la multiplicación son una secuencia de los propios de la cena pascual: 1evantar los ojos al cielo, pronunciar la bendición, partir y repartir el pan».

Es incompleto el servicio sacramental de la Iglesia si no va acompañado del servicio de la caridad. No podemos partir el pan en la Eucaristía si no nos comprometemos a repartirlo fuera de ella y no nos podemos quedar en repartir el pan para el cuerpo, si no cultivamos y anunciamos también el deseo del pan del espíritu, la Palabra de Dios.

Andrés Pardo


Palabra de Dios:

Isaías 55, 1-3

Sal 144, 8-9. 15-16. 17-18

san Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

san Mateo 14, 13-21

Comprender la Palabra

Escuchamos este Domingo el Primero de los dos Relatos, que trae San Mateo, siguiendo a San Marcos, sobre el Milagro de la Multiplicación de panes y peces. San Lucas y San Juan sólo trascriben un solo Relato.

Es evidente el relieve, que adquiere este Milagro en los Relatos Evangélicos. Desvariaríamos, si intentáramos dar a los Milagros de Cristo una explicación razonable, que desvirtuara su carácter milagroso.

Sitúa San Máteo este Milagro en la Sección de hechos, que sigue a la Tercera gran recopilación de enseñanzas de Jesús: las Parábolas, que escuchábamos en domingos precedentes. Este Milagro como todos los demás es respuesta a situación desesperada (“Estamos en despoblado y es muy tarde…’), pero tiene su significado. Al escucharlo debe resonar en nosotros la llamada apremiante del mismo Dios por boca del Profeta (1ª Lectura). «Oid .. venid .. comed vio pagar .. escuchadme atentos y comeréis bien… inclinad el oído, venid a Mí, escuchadmey viviréis». Estas palabras nos recuerdan aquellas otras a propósito del Mana en el Desierto.. «No sólo de pan vive el hombre, sino de, toda palabra, que sale de la boca de Dios».

El pan multiplicado evoca el único, verdadero. Pan, que sacia plenamente («Comieron hasta saciarse”): el mismo Dios en la Persona de Cristo; es el Pan del Banquete Glorioso en la bienaventuranza eterna; Pan, que se nos anticipa en el Misterio de la Eucaristía, evocado a su vez en la acción milagrosa de la Multiplicación del pan.

El Pan de la Eucaristía y el Pan de la Palabra de Dios. ¡Las dos Mesas! Pasamos de la Mesa de la Palabra a la Mesa del Pan Eucaristizado. También la Palabra se «come » y, es preciso “digerirla». Y también el Pan de la Eucaristía se anuncia, se proclama: ‘Anunciamos tu Muerte, proclamamos tu Resurrección» respondemos a la monición del que preside: Yste es el Sacramento de nuestra Fe».


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

El camino de la solidaridad


La Eucaristía no sólo es expresión de comunión en la vida de la Iglesia; es también proyecto de solidaridata`para toda la humanidad. En la celebración eucarística la Iglesia renueva contínuamente su conciencia de ser «signo e instrumento» no sólo de la intima unión con Dios, sino también de la unidad de todo el género humano, La Misa, aun cuando se celebre de manera oculta o en lugares recónditos de la tierra, tiene siempre un carácter de universalidad. El cristiano que participa en la Eucaristía aprende de ella a serpromotor de comunión, depazy de solidaridaden todas las circunstancias de la vida. La imagen lacerante de nuestro mundo, que ha comenzado el nuevo Milenio con el espectro de] terrorismo y la tragedia de la guerra, interpela más que nunca a los cristianos a vivir la Eucaristía como una gran escuela depaz, donde se forman hombres y mujeres que, en los diversos ámbitos de responsabilidad de la vida social, cultural y política, sean artesanos de diálogo comunión.


Juan Pablo II

Mane nobiscum, n. 27

al ritmo de la semana


La Transfiguración del Señor – 6 de agosto

Cuarenta días antes de la Exaltación de la Santa Cruz (14 septiembre) celebramos la Transfiguración del Señor. FiguTa en el calendario de la Iglesia Romana desde 1457, pero en Oriente ya era conocida la fiesta en el siglo V.
La transfiguración se asemeja en algunos detalles al Bautismo del Señor La nube que envuelve a Jesús, la voz de¡ Padre que la señala como a su Hijo Amado, son una repetición de la manifestación del Jordán. En la Transfiguración se añade la presencia de Moisés y de Elías, como aportación del testimonio de la Ley y de los Profetas, de los que dirá Jesús que habían profetizado su muerte y resurrección.

Pero la finalidad de la Transfiguración era fortalecer la fe de los Apóstoles. «Cristo manifestó su gloria a unos testigos predilectos, y les dio a conocer en su cuerpo, en todo semejante al nuestro, el resplandor de su divinidad. De esta forma, ante la proximidad de la Pasión, fortaleció la fe de los apóstoles, para que sobrellevasen el escándalo de la cruz, y alentó la esperanza de la Iglesia, al revelar en sí mismo la claridad que brillará un día en todo el cuerpo que le reconoce como cabeza suya» (Prefacio).
Tanto en el Bautismo como en la Transfiguración se prefigura la perfecta adopción que convertirá a todos los creyentes en hijos de Dios y coherederos con Cristo de la gloria.



J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
Libro de los Números. Censo del pueblo, ordenado por el Señor devimás de la salida de Egipto, marcha de los israelitas hacia la tierra prometida, cansancio en el desierto y rebelión contra Moisés, que los guiaba.
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo, doctor, fundador de los Redentoristas, maestro de teología moral.



Número 11,4b 15, Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo.

Mateo 14,22 36. Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.

Martes 3:
San Eusebio de Vercelli (+371), obispo, instaurador de la vida montística, propulsor (le la verdadera fe ante los arríanos. San Pedro Julián Eyrnard (1799 1868), presbítero, apóstol de la Eucaristía, fundador de los Sacramentinos,

Números 12,1 13. Moisés no es como los otros profetas, ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?

Mateo 15,1-2.10-14 La planta que no haya plan¬
tado mi Padre será arrancado de raíz.

Miércoles 3:

Números 13,1 2~25 14,1.26 29.34 35. Despreciaron esta tierra envidiable.

Mateo 15, 21 28 Mujer, qué grande es tu fe

Jueves 3:
San Juan María Vianney (1786 1859), humilde cura de aldea, que sobresalió por su predicación, ascetismo y don de consejo en el sacramento de la penitencia.

Números 20,1 13. Brotó agua abundantemente,

Mateo 16,13 23. Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los cielos.


Viernes 3:
El Deuteronomio fue escrito cuando los israelitas fueron deportados fuera de la tierra prometida y meditaban sobre la Insforia de su pueblo, El libro urge lafidelidad a la Alianza coa condición para poseer el pais y una norsion a cumplir.
Dedicación de la basílica de Santa María, erigida en el siglo V, en memoria de la Madre de Dios.

Deuteronomio 4,32 40. Amó a tus padres y después eligió a su descendencia.

Mateo 15,24 26. ¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?

Sábado 3:
Transfiguración del Señor. Anticipo del triunfo glorioso del Señor.

Daniel 7,9 10.13 14. Su vestido era blanco como la nieve.

2 Pedro 1,16 19. Esta voz traída del ciclo la oímos nosotros.

Mateo 17,1 9. Su rostro resplandecía como el sol.