san Pablo a Timoteo 4, 1-8; Sal 70, 8-9. 14-15ab. 16-17. 22 ; san Marcos 12, 38-44

«En aquellos días, Tobit llamó a su hijo Tobías y le recordó: -«Hijo, a ver si le pagas a tu compañero. Y dale una buena propina. »»… Pero ni el padre ni el hijo sabían que el tal «compañero» era nada menos que el arcángel Rafael. Darle propina al señor que te aparca el coche en un restaurante es sencillo; con un par de euros lo arreglas (¡Ya voy aprendiendo! ¿eh?). Pero si le das un par de euros a un arcángel, lo más fácil es que se te quede mirando con cara de bobo… ¿Para que sirven dos euros en el cielo? Me dieron, en cierta ocasión, este sabio consejo: «cuando te mueras, dos cosas van a sobrarte: dinero y pecados. Los pecados te los perdonarán, pero el dinero no te lo van a devolver, así que mejor gástatelo todo aquí»… Por lo tanto, en el cielo de los euros se chuflan. Si, como Tobías, quiero dejarle alguna propina a mi ángel de la guarda, tendrá que ser en otra moneda.
Dejemos que sea el propio arcángel quien nos explique lo que hay que hacer para recompensar a los seres angélicos:
«Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor». Y, puesto que esa oración la hacen los ángeles noche y día, entiendo que a ellos les gusta que nos unamos a su canto. Menos quejarte y más alabar al Señor.
«Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen». El «rey», en este caso, es el gobernante terreno, el ser humano. Te traduzco, por tanto, el consejo: «habla menos de ti y más de Dios». «Más vale hacer limosnas que atesorar dinero». ¡Mira! ¿Querías euros? ¡Pues ahí los tienes! Pero no es al ángel a quien tienes que dárselos, sino a quien puede y necesita gastarlos: al menesteroso, al indigente, al necesitado. Te dije al comienzo de este comentario que gastases todo tu dinero en la tierra. Ahora el arcángel te indica cómo lo debes gastar, y la viuda que hoy trae hasta ti el evangelio te enseña con qué espíritu debes entregarlo.
Por lo tanto, si tú también, como Tobías y como yo, quieres dejarle propina a tu ángel de la guarda, ya sabes lo que desea: más oración, más testimonio cristiano, más limosna. Las tres monedas las pondremos hoy en manos de la Reina de los ángeles, para que acompañe nuestra propina con su sonrisa. Y lo de los euros se lo dejaremos a Rodrigo Rato, si es que él sabe cómo usarlos.