Comentario Pastoral
DESCANSO Y TERNURA

Los apóstoles se habían dispersado por todos los confines de Galilea, habían expulsado demonios y curado enfermos ungiéndoles con aceite, habían predicado la conversión. Ahora vuelven satisfechos de esta primera experiencia misionera, contando al Maestro lo que habían hecho y enseñado. Por eso Jesús se preocupa del descanso de los apóstoles: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer». Es conmovedora la delicadeza y exquisitez de Jesús, que los libra del tumulto, del griterío y de la confusión. Es bueno el sosiego después de la actividad agotadora.
La actividad misionera causa fatiga, necesita reposo para refrescar el cuerpo y el espíritu. De lo contrario, viene el agotamiento, el hastío, el abandono. Son muchos y diversos los cansancios del apostolado y del testimonio de la fe. La tranquilidad permite el análisis de los hechos con serenidad interior, a la vez que reconforta con nuevas esperanzas para el compromiso de la acción. Superar el vértigo de la prisa y del activismo no es fácil, pero es necesario, para no caer en la supervaloración de la eficacia ejecutiva que busca los éxitos a cualquier precio, aunque sea a costa de pasar por encima de las personas. Es gran sabiduría saberse retirar de vez en cuando, para dedicarse a la meditación y la plegaria, que hacen verdaderamente fecunda la acción cristiana. Hay que estar con Cristo en el trabajo y en el descanso.
Es también notable la ternura y compasión de Jesús, que destaca el evangelista San Marcos. Cristo se siente conmovedoramente cercano, como pastor bueno, misericordioso y solícito. Él recoge a las ovejas dispersas, se preocupa de su alimento y guía el rebaño con amor. No actúa como las falsas autoridades que dispersan y empobrecen a la multitud, que solamente se sirven a sí mismos, que obran con distanciamiento, que no se conmueven por nada ni nadie. A ejemplo de Jesús, el cristiano debe tener ternura en el corazón, comunicar la paz y derribar los muros de la división, del odio y de los prejuicios.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Concede, Padre, que conoces los corazones, a tu siervo que has elegido para el episcopado, que apaciente tu santo rebaño y que ejerza ante ti el supremo sacerdocio sin reproche sirviéndote noche y día; que haga sin cesar propicio tu rostro y que ofrezca los dones de tu santa Iglesia, que en virtud del espíritu del supremo sacerdocio tenga poder de perdonar los pecados según tu mandamiento, que distribuya las tareas siguiendo tu orden y que desate de toda atadura en virtud del poder que tú diste a los apóstoles; que te agrade por su dulzura y su corazón puro, ofreciéndote un perfume agradable por tu Hijo Jesucristo…».

San Hipólito, Trad. Ap 3


Palabra de Dios:

Jeremías 23, 1-6

Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

san Pablo a los Efesios 2, 13-18

san Marcos 6,30-34

Comprender la Palabra

Escuchamos hoy, en la Lectura del Evangelio, la conclusión del relato del Envío de los Doce para hacer lo mismo, que Jesús hacia: Anunciar el Reino (Proyecto) de Dios -¡Buena Noticia! con palabras y con signos de curación, liberación. En aquel ensayo de la Misión los Doce simbolizan a toda la Iglesia -la Iglesia Apostólica- (Apóstol quiere decir Enviado). Cuando el Evangelista narra este Episodio, hace ya tiempo que la Iglesia, obediente al mandato del Señor, se extiende, se propaga, en medio del mundo, no obstante el rechazo, la persecución.
«Los Apóstoles -nos dice el Evangelista- volvieron a Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado». «Contarle a Ello que habían hecho y enseñado», ¿no es esto la necesaria Oración de los que son enviados? ¿No es esto lo que e! mismo Jesús haría con el Padre?
«Se fueron en barca a descansar a un sitio tranquilo y apartado». Pero el descanso se frustra. «Al desembarcar (se encontraron) con una multitud…que anda como ovejas, que no tienen pastor».
Estas palabras finales del Relato Evangélico han motivado la elección de la 1ª Lectura, del Profeta Jeremías, que hoy escuchamos. Son palabras puestas en boca del mismo Dios, que se lamenta por el abandono de las ovejas. Interesan sobre todo las palabras finales: Dios mismo «suscitará un vástago de David»: el Mesías, Cristo. En El se hace presente y transparece Dios Pastor, que reúne a sus ovejas de todos los países. Yen este sentido, también el Salmo.
¿Qué viene a continuación del Episodio de la Lectura del Evangelio? -El Relato de la Multiplicación de panes y peces. Lo escucharemos e! próximo Domingo. Pero no según San Marcos, sino según San Juan. Durante cinco Domingos interrumpimos la Lectura del Evangelio según San Marcos -el Relato Evangélico más breve de los cuatro- y en su lugar escucharemos fragmentos escogidos del Capitulo 6° según San Juan, del así llamado Discurso-Coloquio del Pan de Vida.

SANTIAGO APÓSTOL

En la 1ª Lectura de la solemnidad de Santiago, al final de la misma, escuchamos la breve referencia del Evangelista San Lucas: «Herodes hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan». Martirio quiere decir testimonio. En la 1ª Lectura escuchamos el solemne testimonio, que los Apóstoles dan del Señor Jesús Resucitado. «Exaltado como Jefe y Salvador». Su testimonio concita contra ellos la ira del Consejo (Sanedrín) que les juzga -en el fondo, los poderes de este mundo-: «Ellos, al oír su testimonio, se consumían de rabia y trataban de matarlos».
El mismo Cristo, el Supremo Mártir (Testigo), presagió a los dos Hermanos, Juan y Santiago, que el testimonio (martirio), que darían de Cristo, culminaría con “la Bebida del Cáliz de la Pasión, que Cristo bebió» (Lectura del Evangelio-léase).
Bien pudo decirnos el Apóstol Santiago a nosotros, sus hijos de España, lo que escuchamos de boca del Apóstol San Pablo: «Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús», pues «continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús «. El testimonio de Cristo, que el Apóstol nos dio con su predicación, estuvo avalado con el testimonio de su vida -«creí, por eso hablé»-.
Bien aprendió la enseñanza de Jesucristo su Maestro,’ supo hacerse, en su tarea apostólica, «el servidor de todos», en seguimiento y a imagen de Jesucristo, «que no vino para que le sirvan, sino para dar la vida en rescate por todos».
Que «el Apóstol Santiago, Astro brillante de España, cuyo cuerpo descansa en la paz”, irradie sobre nosotros el brillo de su gloria» (Verso de la aclamación Alleluia).

Avelino Cayón


al ritmo de la semana


Santiago Apóstol, Patrono de España – 25 de Julio

Santiago el Mayor, el hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de Juan Evangelista, fue con su hermano y con Pedro uno de los discípulos más cercanos a Jesús. El propio Señor le llamó «¡hijo del trueno!». Testigos los tres de la Transfiguración y de la pasión, fué Santiago el primero en beber el cáliz del Señor en la Pascua del año 42, muerto a espada en Jerusalén por orden de Heredes. La tradición cristiana señala España como el lugar de su predicación. Hacia el año 830 el obispo Teodomiro descubrió en Compostela el sepulcro del Apóstol, iniciándose desde entonces las peregrinaciones, que tanto auge tuvieron sobre todo en los siglos X al XV. El Martirologio Romano señala el 25 de julio como el día del traslado de las reliquias del Apóstol de Jerusalén a España. La liturgia de la Misa contempla el testimonio del martirio del Apóstol, por una parte, y su patrocinio sobre España, por otra» …por su patrocinio España se mantenga fiel a Cristo hasta el final de los tiempos» (Colecta). «Santiago, testigo predilecto, anunció el Reino que viene por la muerte y resurrección de tu Hijo, y, el primero entre los apóstoles, bebió el cáliz del Señor: con su guía y patrocinio se conserva la fe en España y en los pueblos hermanos y se dilata por toda la tierra, mientras tu Apóstol alienta a los que peregrinan para que lleguen finalmente a ti…» (Prefacio). «Astro brillante de España, Apóstol Santiago, tu cuerpo descansa en la paz; tu gloria permanece entre nosotros» (Aleluya).


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
San Sarbelio Maklut (+ 1828), presbítero maronita del Líbano, sirvió con gran austeridad de vida, continuos ayunos y plegarias.

Miqueas 6,1-4.6-8. Te han explicado, hombre, lo que Dios desea de ti.

Mateo 12,38-42. Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará.


Martes 3:
Santiago, patrón de España. Astro brillante, tu cuerpo descansa en la paz; tu gloria pervive entre nosotros.

Hechos 4,33;5.12.27;12,lb.2. Hizo decapitar a Santiago.

2 Corintios 4,7-15. Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús.

Miércoles 3:
San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.

Eclesiástico 44, 1.10-15. Vive su fama por generaciones.

Mateo 13,16-17. Muchos profetas y justos quisieron ver lo que vosotros veis.

Jueves 3:

Jeremías 2,1-3.7-8.12-13. Me abandonaron a mí, fuente de agua viva y cavaron aljibes agrietados.

Mateo 13,10.17. A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos, y a ellos no.


Viernes 3:

Jeremías 3,14-17. Os daré pastores a mi gusto: acudirán a Jerusalén todos los paganos.

Mateo 13,18-23. El que escucha la palabra y la entiende, ése da fruto.

Sábado 3:
Santa Marta. En su casa de Betania supo estar siempre al servicio de Jesús.

Jeremías 7,1-11. ¿Creéis que es una cueva de bandidos el templo que lleva mi nombre?

Lucas 10,38-42. Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas.

o Juan 11,19-27. Creo que eres el Mesías, el Hijo de Dios.