Comentario Pastoral
LA VERDADERA RELIGIÓN

El evangelio de este domingo vigésimo segundo ordinario nos presenta la polémica de Jesús con los escribas y fariseos sobre los mandamientos de Dios y la observancia de los preceptos religiosos introducidos por los hombres. A Jesús le acusan de que tolera la libertad de sus discípulos respecto a las prescripciones religiosas y rituales, que habían sido codificadas en una larga y minuciosa tradición: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?». Hay que tener presente que en tiempos de Jesús habían proliferado normas de puritanismo legal, hasta el punto de constituir un peso insoportable para la mayoría del pueblo. Tales prescripciones minuciosas habían sofocado el espíritu de la Ley divina, que en vez de ser signo de liberación y de alianza, se había convertido en vinculo de esclavitud. La religión judía era atadura y obligación, en vez de ser gracia y alabanza. Para el cristiano ]a verdadera religión consiste en reconocer la iniciativa de Dios, su gratuidad y salvación. Merece la pena meditar la respuesta que da Jesús a los fariseos y letrados, pues es mensaje actual e interpelante para nosotros: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos». Jesús llama fuertemente la atención sobre la religiosidad exterior, sobre la superficialidad de las prácticas culturales, sobre la hipocresía litúrgica. Por encima de una mentalidad legalista hay que llegar a una renovación interior del culto, fundado en el verdadero amor. La sabiduría que proviene de la fe nos hace distinguir entre el mandamiento de Dios y la tradición de los hombres, entre la revelación de Dios y la historia religiosa de los hombres, entre la verdadera religión en espíritu y verdad y las frías prácticas externas. Por eso es muy importante purificar el corazón, la interioridad del hombre, para vivir religiosa y moralmente en verdad.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«Él (san Pablo) reconoce la función pedagógica de la Ley, la cual, al permitirle al hombre pecador valorar su propia impotencia y quitarle la presunción
de la autosuficiencia, lo abre a la invocación y a la acogida de la «vida en el Espíritu». Sólo en esta vida nueva es posible practicar los mandamientos de Dios. En efecto, es por la fe en Cristo como somos hechos justos: la «justicia» que la Ley exige, pero que ella no puede dar, la encuentra todo creyente manifestada y concedida por el Señor Jesús».


Juan Pablo II, VS 23


Palabra de Dios:

Deuteronomio 4,1-2.6-8

Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5

Santiago 1, 17-18.21b-22.27

san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

Comprender la Palabra

Reanudamos este Domingo la Lectura del Evangelio según San Marcos, que quedó interrumpida durante los cinco domingos precedentes.
Nos encontramos en la Tercera Sección de la Primera Parte. Después del Resumen inicial de la actividad mesiánica de Jesús y de la Misión de los Doce, -el Ensayo de la Misión de la Iglesia, simbolizada en los Doce-, que escuchábamos los Domingos 15″ y 16°, el Evangelista narra dos Milagros de Multiplicación de panes y peces, a los que siguen sendas travesías de Jesús. Andando sobre el Lago, y enseñanzas de Jesús a propósito del pan y de los alimentos en general. Así en la Lectura del Evangelio de este Domingo.
A la pregunta inicial: «¿Por qué comen… con manos impuras?» Jesús responde con doble enseñanza.
Primero. Por encima de los preceptos (religiosos) de institución humana, v.gr., lavarse las manos antes de comer., está el Mandamiento de Dios; Ese, al que se refiere Moisés en su gran Sermón del Libro del Deuteronomio: los Mandamientos de Dios, los únicos, que hacen puro, «justo», al hombre (1ª Lectura).
La pregunta, que le hacen a Jesús los fariseos, va acompañada del comentario-explicación, que hace a sus oyentes no judíos el Evangelista San Marcos; comentario, no exento de evidente ironía…
La Iglesia desde el principio ha tenido siempre muy claro, pese a las resistencias de algunos judíos cristianos, que Jesús prescinde definitivamente de lo PARTICULAR JUDAICO (tradiciones humanas) para centrarse en lo UNIVERSAL HUMANO: el Mandamiento de Dios.
Segundo. Jesús responde más concretamente a la pregunta inicial: No lo que entra en el hombre (suciedad de las manos, alimentos considerados impuros), sino lo que sale del hombre (la maldad, que el hombre propone hacer en el fondo de su corazón) es lo que hace «impuro» (injusto) al hombre. Se omite, en la Lectura del Evangelio, la oportuna observación de San Marcos a propósito de la enseñanza de Jesús: «con esto declaraba puros todos los alimentos».

Avelino Cayón


el Sínodo Diocesano

Cuidar la celebración de los sacramentos (VI)


En orden a la aplicación de la Const. 29 se decreta:

Art, l1
1. El párroco debe cuidar de que todos los que ejercen estos servicios reciban la formación litúrgica, doctrinal y espiritual adecuada.
2. Para ello, los invitará a inscribirse en la Escuela Diocesana de Liturgia o de agentes de pastoral así como a participar en los cursos que los centros diocesanos de estudios superiores ofrecen en este campo.
3. Los fieles que se comprometen a ofrecer estos servicios a la comunidad deben valorar la necesidad de esta preparación para actualizar su formación y hacer todo lo posible para participar en ella.


Decreto

al ritmo de la semana


Natividad de Nuestra Señora – 8 de Septiembre

La fiesta de la Natividad de Nuestra Señora es muy popular, muy arraigada sobre todo en algunas localidades, que la toman en sus diferentes advocaciones como patrona: Nuestra Señora de los Llanos en Albacete, del Pino en Canarias, de Gracia en Cartagena y Menorca, de la Victoria en Málaga, de Montserrat en Orihuela, de Guadalupe en Oviedo, del Coro en San Sebastián, de Nuria en Urgel, de Maritsell en Andorra, de San Lorenzo en Valladolid..entre otras.
La Natividad de Nuestra Señora es «esperanza para todo el mundo y aurora de salvación» (Marialis Cultus, 7). Surge esta fiesta en el siglo V al dedicar la iglesia construida en el presunto lugar del nacimiento de la Virgen, cerca de la piscina de Betesda, donde Jesús curó al paralítico. En el siglo XII se convirtió esta Iglesia en la hoy llamada Basílica de Santa Ana. De origen oriental pasó la celebración a Occidente en el siglo VII junto con la Anunciación, Purificación y Dormición. Sólo de Jesús, María y Juan Bautista celebra la Iglesia su nacimiento; para los demás eL día de su verdadero nacimiento a la vida divina es el de su muerte.
«Venid todos, ¡celebramos con alegría el nacimiento de la alegría del mundo entero! Hoy se ha formado en la tierra, partiendo de la naturaleza terrena, un nuevo cielo. Hoy da comienzo para el mundo la salvación» (San Juan Damasceno).
Se ve a nacer en María la aurora de Cristo, la carne limpia que concebirá por obra del Espíritu Santo, la tierra nueva donde Dios pondrá su tienda, su morada, su presencia. «Celebremos con alegría el nacimiento de María, la Virgen, de ella salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor» (Antífona de entrada).


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:


1 Corintios 2,1-5. Os anuncié el misterio de Cristo crucificado.

Lucas 4,16-30. Me ha enviado para anunciar el evangelio a 1os pobres. Ningún profeta es bien mirado en su tierra.

Martes 3:

1 Corintios 2,10b-16. A nivel humano, uno no capta lo que es propio del Espíritu de Dios; en cambio, el hombre del espíritu tiene un criterio para indagarlo todo.

Lucas 4,31-37. Sé quién eres: el santo de Dios.

Miércoles 3:

1 Corintios 3,1-9. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, espacio de Dios.

Lucas 4,38-44. También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.

Jueves 3:

1 Corintios 3,18-23. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Lucas 8,1-11. Dejándolo todo, lo siguieron.

Viernes 3:
La Natividad de la Santísima Virgen. El nacimiento de María prepara el momento decisivo del «Dios con nosotros», es el amanecer del «sol de justicia».

Miqueas 5,1-4a. El tiempo en que la madre dé a luz.

Romanos 2,28-30. A los que había escogido. Dios los predestinó.

Mateo 1,1-16.18-23. La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

Sábado 3:
En Madrid: Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro, labrador (+ 1180). Pasaba largas horas en oración.

1 Corintios 4,6b- 15. Hemos pasado hambre y sed y falta de ropa.

Lucas 6,1-5. ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?