Comentario Pastoral
SORDOS Y MUDOS

«Señor, ábreme los labios y mi boca proclamará tu alabanza». Es la primera oración, cada mañana, de los que celebran el oficio divino. Podría ser también el comienzo de una súplica más amplia y constante de todos los creyentes. El cristiano, ya desde su bautismo cuando era niño, es invitado a tener bien abierto los oídos y la boca, como dice el texto del rito del «Effeta», que cobra plena actualidad este domingo: «El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te conceda a su tiempo, escuchar su Palabra) proclamar la fe, para alabanza y gloria de Dios Padre». En un mundo en que hay mucha sordera para los gritos de los pobres y demasiados silencios deliberados y persistentes por intereses engañosos y egoístas, el cristiano debe escuchar y hablar. El hombre de fe se distingue por su sensibilidad para percibir, en medio de los ruidos del mundo, la voz de Dios y por su compromiso en hablar palabras de verdad, que cantan la alabanza del Señor y proclaman su nombre en medio de los hermanos. Quien tiene oídos nuevos y los labios liberados del mal tiene también ojos abiertos para los demás, mano extendida hacia los necesitados, corazón limpio para testimoniar el amor verdadero. Cristo dijo al sordomudo tocando sus oídos y su lengua: «effetá», esto es, ábrete. Esta apertura física, fruto de la curación milagrosa, debe llevar a la apertura interior y espiritual. El hombre está demasiado encerrado en sí mismo, en sus problemas de horizonte pequeño. Abrirse a ]a fe es acoger la salvación, abandonar el – recurso a las propias energías, confiar fundamentalmente en Dios, ver la luz de la esperanza. Para no ser sordos a la Palabra de Dios y sobre todo para poderla testimoniar con palabras y en la vida, hay que llegar al verdadero conocimiento de las Escrituras, transmitidas e interpretadas por la Iglesia.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«La caridad y el respeto de la verdad deben dictar la respuesta a toda petición de información o de comunicación. El bien y la seguridad del prójimo, el respeto de la vida privada, o el bien común, son razones suficientes para callar lo que no debe ser conocido, o para usar un lenguaje discreto. El deber de evitar el escándalo obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie está obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla».


Palabra de Dios:

Isaías 35, 4-7a

Sal 145, 7. 8-9a. 9bc- 10

Santiago 2, 1-5

san Marcos 7, 31-37

Comprender la Palabra

El Evangelista San Marcos narra en su Evangelio dos milagros de multiplicación de panes y peces; a uno y otro milagros siguen otros milagros y enseñanzas de Jesús a propósito del pan: «Todos los alimentos son puros», “no está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perrillos»… «cuidado con la levadura de los fariseos y de Herodes»…
Se lamenta el Señor de la incomprensión de sus discípulos una y otra vez: “¿No comprendéis que nada, que entre de fuera, puede hacer impuro al hombre?»… Y en otro momento les advertirá: «¡Como!» ¿discutiendo, porque no tenéis pan?/”….Llegará incluso a reprenderles severamente: «¿No acabáis de entender?…¿Estáis ciegos? ¿Para qué tenéis ojos, si no veis, y oídos, sí no oís?»… «¿No acabáis de entender?».
Estamos en la 3ª Sección de la Primera Parte del Evangelio según San Marcos. Recordemos que la 1ª Sección concluye con el rechazo de Jesús de los dirigentes religiosos judíos; y la 2″ Sección. con la falta de fe de tantos que acudían a Jesús para oírle.
Las enseñanzas y los reproches de Jesús a sus discípulos, después de una y otra Multiplicaciones de pan y peces, concluyen con dos Milagros de estructura semejante: la Curación de un sordomudo y la Curación de un ciego en Betsaida.
En ambos Relatos Jesús lleva a los que va a curar a un lugar aparte. A uno y a otro Jesús les impone las manos, aplica saliva («le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva» al sordomudo; «le escupió en los ojos y le aplicó las manos» al Ciego). Los gestos curativos de Jesús, descritos en ambos Milagros, han pasado al Ritual del Bautismo.
Hoy escuchamos, en la Lectura del Evangelio, el Relato del Milagro de la Curación del Sordomudo. «Los oídos del Sordo se abrirán…la lengua del mudo cantará…» -nos anuncia proféticamente Isaías en la 1ª Lectura. Jesús le dice al Sordomudo:’ «effetá, esto es, ábrete» (palabras, que también han pasado al Ritual del Bautismo).
Teniendo en cuenta la incomprensión de los discípulos, entendemos el sentido de los dos milagros: Es preciso que El nos abra los sentidos interiores: el oído interior y la visión interior de la fe, para que podamos entender, creer.

Avelino Cayón


el Sínodo Diocesano

Cuidar la celebración de los sacramentos (VII)


En orden a la aplicación de la Const. 29 se decreta:

Art. 12
1. Valórese y renuévese la costumbre de invitar y preparar a los niños para el servicio del altar, que favorece el desarrollo de las vocaciones sacerdotales.
2. Se instituye la Escuela Diocesana de Acólitos, para niños, en estrecha relación con el Seminario Menor y la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional.


Decreto

al ritmo de la semana


La Exaltación de la Santa Cruz – 14 septiembre

En el antiguo Calendario Romano existían dos fiestas en honor de la Santa Cruz: la Invención el 3 de mayo y la Exaltación el 14 de septiembre. En España además se celebraba el Triunfo de la Santa Cruz, en conmemoración de la victoria de Alfonso VIII contra los mahometanos en las Navas de Tolosa, en 1212. La celebración actual de la Exaltación de la Santa Cruz se centra en la misma Cruz, a la que se glorifica y exalta con una liturgia sobria, libre de todo sentimentalismo y completamente impregnada de esperanza y de gozo. «Nosotros hemos de gloriamos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en él está nuestra salvación, vida y resurrección: él nos ha salvado y libertado».’ Se compara la cruz de Jesús con el palo sobre que Moisés elevó la serpiente de bronce. «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna». La cruz es el lugar privilegiado donde se manifiesta la gloria del Señor. El madero de la infamia se ha convertido por la muerte de Cristo en él, en el signo de su amor redentor, y en la señal del cristiano. «…has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido…». Al día siguiente se celebra la memoria de la Virgen Dolorosa, «ocasión propicia para revivir el momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar junto con el Hijo exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su dolor».


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:

l Corintios 5,1-8. Quitad ]a levadura vieja, porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo.

Lucas 6,6-11. Estaban al acecho para ver si curaba en sábado.

Martes 3:
Santo Nombre de María.

1 Corintios 6,1-11. Un hermano tiene que» estar en pleito con otro, y además entre no creyentes.

Lucas 6,12-19. Pasó la noche orando. Escogió a doce y los nombró apóstoles.

Miércoles 3:
San Juan Crisóstomo (349-402), obispo y doctor, excelente pastor, tratando de restaurar las costumbres del c1ero y del pueblo, sufrió el destierro.

l Corintios 7,25-31. ¿Estás unido a una mujer?,No busques ]a separación. ¿Estás libre? No busques mujer.

Lucas 6,20-26. Dichosos los pobres: ¡ay de vosotros, los ricos!

Jueves 3:
La Exaltación de la Santa Cruz. Te adoramos y te bendecimos, Señor, porque con tu cruz has redimido el mundo.

Números 21 ,4-9. Los mordidos quedarán sanos al mirarla.

Filipenses 2,6-11. Se despojó de su rango, por eso Dios lo levantó sobre todo.

Juan 3,13-17. Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre.

Viernes 3:
Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, Dichosa es Santa María la Virgen, porque sin morir mereció la palma de] martirio junto a la cruz del Señor.

Hebreos 5,7-9. Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna.

Juan 19,25-27. Ella gemía y suspiraba como Madre piadosa al ver las penas de su divino Hijo.

o Lucas 2,33-35. Una espada te traspasará el corazón.

Sábado 3:
San Cornelio (+253), papa, murió en el exilio, y San Cipriano (210-258), obispo, sufrió e] destierro, mártires.

1 Corintios 10,14-22. Aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Lucas 6,43-49. ¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo’?