Comentario Pastoral
EL SIGNO DEL VINO NUEVO

En el evangelio de este segundo domingo ordinario se pone de relieve que Cristo ha venido a traer el vino nuevo de su caridad, gozo y presencia, ese buen vino de la mejor solera y reserva guardado hasta ahora. En Caná el agua fue convertida en vino, en la eucaristía el vino es la sangre redentora derramada por el Señor. Jesús siempre está cercano a los apuros de los hombres, como lo estuvo en las circunstancias concretas del banquete de bodas de Caná. Se sienta a nuestra mesa y comparte nuestras alegrías lo mismo que sabe llorar con nuestro llanto. Muchas veces nos quedamos como los novios de Caná, sin el vino de la alegría, del amor, de la paz, de la tranquilidad, de la ilusión, del trabajo. Hemos perdido la esperanza y creemos que nuestra situación ya no tiene remedio. Pensamos que nuestro mundo, nuestra patria, nuestra vida es imposible soportar. Estamos en apuros y con nuestra bodega de reserva vacía. Y siempre se puede producir el milagro. Se repite constantemente la petición nada exigente de la Madre Virgen: «no tienen vino». Y tenemos que obedecer el mandato de Jesús y llenar nuestra tinaja de agua, de lo que aparentemente no tiene valor. Lo que esto significa es nuestra cooperación. Hay que llenar nuestra tinaja para que se realice el milagro. Si estamos vacíos seguiremos vacíos, si estamos llenos de agua nos llenaremos de la plenitud de Dios. El agua de la trivialidad será el vino nuevo de la gracia.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia

«¡Qué matrimonio el de dos cristianos unidos por una sola esperanza, un solo deseo, una sola disciplina, el mismo servicio! Los dos hijos de un mismo Padre, servidores de un mismo Señor; nada los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne. Donde la carne es una, también es uno el espíritu» (Tertuliano).



Palabra de Dios:

Isaías 62, 1-5

Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a y c

Corintios 12, 4-11

San Juan 2, 1-11

Comprender la Palabra

Este Domingo, 2° del Tiempo Ordinario del Año Cristiano, en los tres ciclos, A, By C, se lee del Evangelio según San Juan. Hoy escuchamos el Milagro de las Bodas de Caná. Este Milagro, en el que el Señor «manifestó su gloria» a los discípulos, cae dentro de la órbita de la Solemnidad de la Epifanía: Manifestación del Señor.
A la insistencia de María, Jesús responde: «…todavía no ha llegado mi Hora». Esta respuesta junto con la observación, que el mayordomo le hace al novio: «…has guardado el vino bueno hasta ahora», hasta esta Hora, son clave de interpretación del Relato.
La Hora, en la que Jesús hará el Milagro por antonomasia, será la Hora de su Pasión Muerte-Resurrección Gloriosas: la Hora de su glorificación.
En aquella Hora el Señor derramará su Sangre, es decir, su Persona, su Vida, por nosotros, en provecho, en favor, de nosotros (Resurrección). La Sangre derramada será la Sangre contenida en el Cáliz de la Eucaristía. La Sangre, derramada en la Cruz, que el Señor ofreció la Víspera de padecer, es anunciada proféticamente en el «Vino bueno guardado hasta ahora «. Seiscientos litros de agua convertida en vino, en el vino mejor, es en verdad una cantidad excesiva, por no decir un derroche… ¡de generosidad!, signo de la abundancia de los dones divinos.
El Milagro tuvo lugar en el escenario de una Boda. La 1ª Lectura, oportunamente escogida, es un poema, que canta las relaciones amorosas de Dios, el Esposo, con su Pueblo, la Esposa: …»como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó… «. Cristo, uno de tantos invitados al banquete de bodas, deviene el Esposo, que se entrega a Sí mismo, simbolizado en el vino, por amor a la Esposa: el nuevo Pueblo de Dios, simbolizado en los «discípulos, que crean en Él» y sobre todo en «María, la Madre de Jesús», figura, imagen de la Iglesia.

Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Presbiterio


Hablando de personas, se llama «presbiterio» o «colegio presbiteral» al conjunto de los presbíteros que han sido ordenados como colaboradores del obispo en la pastoral de la diócesis, y están unidos entre sí por vínculos de caridad apostólica, ministerio y fraternidad. Los presbíteros expresan explícitamente su carácter colegial, su unión entre ellos y con el obispo para el bien de la diócesis en la Misa crismal, o en otras concelebraciones presididas por el obispo, como las ordenaciones o la dedicación de una Iglesia.
También «el presbiterio es el lugar donde está el altar, se proclama la palabra de Dios y el sacerdote, el diácono y los demás ministros ejercen su oficio. Se diferencia oportunamente con respecto a la nave de la Iglesia, bien por cierta elevación, bien por una estructura y ornato peculiar. Sea de tal capacidad que pueda cómodamente desarrollarse y verse la celebración de la Eucaristía» (OGMR 295).
El presbiterio es el lugar del altar, del ambón y de la sede. y sus cualidades son: la visibilidad -pueda verse bien toda la celebración- y la funcionalidad -pueda desarrollarse :cómodamente- .

celebrar mejor


Octavario por la unidad de los cristianos – del 18 al 25 de enero

Qué significa restablecer la unidad de . todos los cristianos? Todos sabemos «» que existen numerosos modelos de unidad y la Iglesia católica pretende lograr la plena unidad visible de los discípulos de Jesucristo, tal como la definió el Concilio Ecuménico Vaticano en varios de sus documentos. Según nuestra convicción, dicha unidad existe en la Iglesia católica sin posibilidad de que se pierda; en efecto, la Iglesia no ha desaparecido totalmente del mundo.
Por otra parte, esta unidad no significa lo que se puede llamar ecumenismo de regreso, es decir, renegar y rechazar la propia historia de la fe. ¡De ninguna manera! No significa uniformidad en todas las expresiones de la teología y la espiritualidad, en las formas litúrgicas y en la disciplina. Unidad en la multiplicidad y multiplicidad en la unidad.
La plena unidad y la verdadera catolicidad, en el sentido original de la palabra, van juntas. Una condición necesaria para que esa coexistencia tenga lugar es que el compromiso por la unidad se purifique y se renueve continuamente, crezca y madure. El diálogo puede contribuir a lograr este objetivo. El diálogo es más que un intercambio de ideas, más que una empresa académica: es un intercambio de dones, en el que las Iglesias y comunidades eclesiales pueden poner a disposición su .propio tesoro.
Es obvio que un diálogo como este sólo puede llevarse a cabo en un contexto de espiritualidad sincera y coherente. No podemos «hacer» la unidad sólo con nuestras fuerzas. Podemos obtenerla solamente como don del Espíritu Santo. Por tanto, el ecumenismo espiritual, es decir, la oración, la conversión y la santidad de vida, son el corazón del encuentro y del movimiento ecuménico.

Para la Semana

Lunes 3:

Hebreos 5,1-10. A pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.

Marcos 2,18-22. El novio está con ellos.


Martes 3:

Hebreos 6,10-20. La esperanza que se nos ha ofrecido es para nosotros como un ancla segura y fuerte.

Marcos 2,23-28. El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.


Miércoles 3:
San Antonio (+356), abad, penitente que atrajo muchos discípulos.

Hebreos 7,1-3.15-17. Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec.

Marcos 3,1-6. ¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

Jueves 3:


Hebreos 7,25-8,6. Ofreció sacrificios de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. ….

Marcos 3,7-12. Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer.

Viernes 3:

Hebreos 8,6-13. Es mediador de una alianza mejor.

Marcos 3,13-19. Llamó a los que quiso y los hizo sus compañeros.

Sábado 3:
Santos Fructuoso, obispo, Eulogio y Augurio, diáconos (+250), mártires de la España romana; San Fabián (+256), papa y mártir, enterrado en la catacumba de San Calixto; San Sebastián, mártir romano.

Hebreos 9,2-3.11-14. Usando su propia sangre ha entrado en el santuario una vez para siempre.

Marcos 3,20-21. Su familia decía que no estaba en sus cabales.