Comentario Pastoral
RECONOCER AL RESUCITADO

Prosigue el gozo de la Pascua: «La tierra entera aclama al Señor, la Iglesia canta himnos a su gloria, el pueblo fiel exulta al verse renovado en el espíritu y al haber recobrado la adopción filial». La figura central de las tres lecturas bíblicas de este domingo es Cristo resucitado, que se aparece a los apóstoles, mientras están pescando, y dispone la comida en la playa a su regreso. Es un evangelio rico en matices, de significados y reacciones.
A la indicación de Simón Pedro, el pescador fuerte, los apóstoles van a pescar quizás por necesidad, o por desahogo de instinto profesional o por querencias y reclamo del mar. Ellos, en otro tiempo tan expertos, se pasan toda la noche sin coger nada; ni un solo pez compensa su vigilia y agotamiento. y al amanecer, la voz de un desconocido les llega desde la playa indicándoles que echen la red a la derecha. ¡ Cuántas noches y días de esfuerzo vano y de trabajo estéril pasamos todos! Si sabemos llegar vigilantes al alba y escuchamos la voz amiga y obedecemos sus indicaciones, lograremos también una pesca abundante.
Al ver el milagro reconocen al Señor. Pedro con tantos esfuerzos para sacar la red no se había dado cuenta de quien le hablaba. Es necesario que su amigo Juan le indique: «es el Señor» y entonces va el primero a su encuentro, ya que no ha sido el primero en identificarle. A nosotros nos puede pasar lo mismo ante los afanes de este mundo y los esfuerzos por lo inmediato. No descubrimos al Señor presente, a Cristo resucitado, al Hijo de Dios que está a nuestro lado.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado
y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado
la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente.



Oración colecta


Palabra de Dios:

Hechos de los apóstoles 5, 27b-32. 40b-41

Sal 29, 2 y 4. 5 y 6. 11 y l2a y 13b

Apocalipsis 5, 11-14

San Juan 21, 1-14

Comprender la Palabra

Escuchamos en este Domingo 3° de Pascua, en los tres ciclos, en la Lectura del Evangelio, relatos de Apariciones del Señor Resucitado. Este año, ciclo C, escuchamos el Relato de la Aparición a los discípulos -a siete de ellos- a orillas del Lago de Galilea. Sólo el Evangelista Juan narra esta Aparición.

«Esta fue la tercera vez -observa el Evangelista- que Jesús se apareció a sus discípulos después de su Resurrección de entre los muertos «. El Relato impresiona, suspende el ánimo del lector, del que escucha, si lo vivimos, metiéndonos dentro de los discípulos agraciados. En un primero momento no le reconocen. Juan será el primero en reconocerle: «es el Señor» Pedro, fiado de la intuición de Juan, se echa al agua, caminando hacia Jesús. Se sienten embargados por la emoción, de tal modo que «ninguno se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor».

Por otra parte llama la atención el número exacto de peces contados: «ciento cincuenta y tres», Cabe decir ¿qué importa el número de los peces ante el admirable suceso del SeñorResucitado, a quien contemplan? Es frecuente que lo más anodino se conjugue con lo más sublime.

El Relato tiene su sabor eucarístico: “Jesús se acerca, toma el pan y se lo da» Misterioso pan y misterioso pez, que el Señor ha proveído.

Jesús es el Señor, a quien el mismo Juan contempla en una de sus visiones, narradas en su Libro del Apocalipsis (2ª Lectura) bajo la imagen del “Cordero degollado» (Pasión y Muerte) y en pie ante el trono» (Resurrección), a quien toda la Creación reconoce y adora.

Y Jesús es el Señor, a quien Pedro, arrestado por segunda vez, liberado de la prisión por un ángel y detenido de nuevo y conducido al Sanedrín, anuncia con valentía, diciendo: «El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matásteis …la Diestra de Dios lo exaltó haciendolo Jefe y Salvador: “El Anuncio conlleva la participación anticipada en la Muerte de Cristo (“azotaron a los Apóstoles») y en su Resurrección (“Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre de Cristo») (1ª Lectura).


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Los monaguillos


Especial atención y estima merece el grupo de monaguillos y su formación esmerada. «Es muy loable que se conserve la benemérita costumbre de que niños o jóvenes, denominados ordinariamente «monaguil1os», estén presentes y realicen un servicio junto al altar, como acólitos, y reciban una catequesis conveniente, adaptada a su capacidad, sobre esta tarea. No se puede olvidar que, del conjunto de estos niños, a lo largo de los siglos, ha surgido un número considerable de ministros sagrados» (Instrucción Redemptionis Sacramenturn, 25 marzo 2004).

«Institúyanse y promuévanse asociaciones para ellos, en las que también participen y colaboren los padres y con las cuales se proporcione a los monaguillos una atención pastoral eficaz…

A esta clase de servicio al altar pueden ser admitidos niñas o mujeres, según el juicio del Obispo diocesano y observando las normas establecidas» (Id., n. 47).





al ritmo de la semana


San Isidoro, obispo y doctor – 26 de abril

Una familia de cuatro hermanos santos: Leandro, Fulgencio, Isidoro y Florentina. Leandro, el mayor, fue obispo de Sevilla hacia el año 580, y educó a su hermano menor Isidoro, que nació en el 556. Isidoro, monje, abad, maestro, obispo y metropolitano de Sevilla, a la muerte de Leandro en e1 60l. Continuó con brillantez la organización de la Iglesia de España en el reino visigótico, emprendida por su hermano.

lsidoro, infatigable en la lectura y de una memoria prodigiosa, es un sabio y un organizador. Quiere transmitir a la posteridad toda clase de saberes antiguos. Predica contra los herejes «acéfalos», que niegan la doble naturaleza de Cristo. A lo largo de sus treinta y cinco años de episcopado, se consagró a la formación especialmente del clero y también a los seglares. Fundó un colegio para los jóvenes, en el que él mismo quiso enseñar.

En el célebre IV Concilio de Toledo, en e1 633, hizo obligatorio el instituir estas escuelas, presagio de las universidades venideras en las ciudades episcopales. Busca libros de todas clases por todos los lugares: clásicos, patrísticos, jurídicos, filosóficos, científicos. Unifica, organiza y organiza todos aquellos conocimientos para transmitir ese bello legado de saber enciclopédico y universal.
Escribió obras de todos los géneros. Las más importantes son «las Etimologías», a modo de inventario de todos los conocimientos humanos, «la Regla de los monjes», «Oficios eclesiásticos», «De la naturaleza de las cosas y el orden de las criaturas». «Los varones eclesiásticos», «Contra los judíos», «Cuestiones sobre el Antiguo y Nuevo Testamento», «Edición crítica de la Biblia», «Sentencias», a modo de manual de teología.

Dice a los obispos: «Es preciso que el obispo sobresalga en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, porque si sólo puede presentar una vida santa, para sí solo aprovecha…Sobresalga tanto en la humildad corno en la autoridad…Debe dar tales pruebas de hospitalidad que a todo el mundo abra sus puertas con caridad y benignidad…»

Murió en Sevilla en el 636, pero su cuerpo reposa en León desde el siglo XI.


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:

San Jorge, mártir, de gran veneración en Oriente y Occidente. O San Adalberto (+999), benedictino, obispo de Praga, mártir mientras tra. bajaba en la expansión del evangelio.

Hechos 6,8.15. No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Juan 6,22-29. Trabajando no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna.

Martes 3:
San Fidel de Sigmaringa (1578-1622), capuchino de gran austeridad, predicador por toda Suiza, donde murió martirizado.



Hechos 7,51-8,la. Señor Jesús, recibe mi espíritu.

Juan 6,30.35. No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo.

Miércoles 3:

San Marcos, discípulo de San Pedro, sobre cuya predicación escribió el segundo evangelio.



1 Pedro 5,5b-14. Os saluda Marcos, mi hijo.

Marcos 16,15-20. Proclamad el Evangelio a toda la creación.

Jueves 3:

San Isidoro (560-656), arzobispo de Sevilla, hombre erudito de vastísimo saber, figura destacada de la liturgia mozárabe.

1 Corintios 2,1 -10. Vuestra fe se apoya en el poder de Dios.

Marcos 16,15-20. Proclamad el evangelio a toda la creación.

Viernes 3:

Hechos 9,1-20. Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer su nombre a los pueblos.

Juan 6,52-59. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

Sábado 3:

San Pedro Chanel (1803-1841), misionero en Oceanía, donde murió mártir. O San Luis María Griñón de Moinfort (1673-1716), presbítero al servicio de los pobres y enfermos, predicador infatigable de la Virgen María.



Hechos 9,31 -42. La Iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.

Juan 6,60-69. ¿A quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.