“ Señor, enséñanos a orar.” En las distintas parroquias en las que he estado o he conocido se han hecho “talleres,” “escuelas” o “cursillos” de oración. No estoy en contra de ellos, han ayudado a mucha gente, pero tampoco soy un fan incondicional. ¿Cómo hacer oración? Como sea, lo importante es orar. Ni meditación, ni reflexión, ni contemplación, ni cualquier otra fórmula es infalible, a cada cual le basta lo que Dios le pide.
La oración es diálogo con Dios, y el diálogo lo marca el mismo Señor, no nosotros.
“Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado.” Estaba irritado porque Dios es “compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que se arrepientes de las amenazas.” Lo que para nosotros sería una gran alegría para Jonás es un disgusto. Pero Jonás no había ido predicando la conversión ni la bondad de Dios, había dicho: “Nínive será destruida.” Y Nínive seguía en pie. Nos puede parecer un enfado egoísta y estúpido, pero es que a lo mejor no hemos rezado despacio el padrenuestro y lo repetimos como los loros.
“Padre nuestro.” Mío y del estúpido ese que me ha fastidiado en el trabajo, me ha ninguneado o me ha insultado, pero Padre de todos, aunque me pese.
“Que estás en el cielo” Que está por encima de mis caprichos, mis ideales y mi bienestar de este momento.
“Santificado sea tu nombre” por encima de mis ideales políticos, de mis enfados por mis ideales, estás Tú.
“Venga tu reino” confiando plenamente en ti, sabiendo que las cosas de este “reino” del dinero y el poder son mejorables.
“Danos cada día nuestro pan del mañana,” confiando en la providencia, sin tener mi corazón en los seguros, en Hacienda o en la hipoteca.
“ Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo,” aunque nos duela, nos humille o digamos -metafóricamente-, que nos crucifica, sabemos perdonar sin pedir nada a cambio.
“ Y no nos dejes caer en la tentación.” Aunque creamos que somos suficientemente fuertes para superar cualquier tentación sin la ayuda de la gracia de Dios y, cuando fracasamos con nuestras solas fuerzas, sintamos que Dios nos ha olvidado, sin pensar que le hemos olvidado a Él antes.
Pero como Jonás, nos enfadamos cuando Dios hace lo que quiere: perdonar.
La vida es sencilla, pero la hacemos complicada. La Virgen es sencilla (no simple), que ella nos enseñe en este mes del rosario, oración tan sencilla pero de tanta confianza. Orar no es cuestión de técnicas, es cuestión de amor.