Comentario Pastoral
LA ALEGRÍA DEL ADVIENTO

El hombre está hecho para expansionarse en el gozo. El que vive la espiritualidad de Adviento descubre el sentido de la alegría cristiana. Porque la Navidad que se acerca es fiesta de gozo y salvación, desde este domingo «Gaudete» se comienza a vivir la esperanza feliz y desbordante de la cercanía del Señor. La alegría es respuesta al gran anuncio, a la cercana presencia. Los sueños de felicidad se van a hacer realidad con el nacimiento salvador de Jesús.
Es oportuno recordar hoy que las grandes felicidades proceden del cielo y que las pequeñas alegrías, de los hombres. Los cielos de Adviento llueven alegría para todos y eliminan la contaminación atmosférica de la tristeza anticristiana. En todos estos días luminosos hay que aumentar la provisión de alegría, para poder disponer de ella en los días oscuros.
La alegría comienza en el instante mismo en que uno suspende sus afanes de búsqueda de la propia felicidad para procurar la de los otros. En el corazón del hombre inquieto, el hambre de felicidad es hambre de Dios. Desventurados los satisfechos que, empachados de placeres, ahogan lo infinito de sus deseos. Bienaventurados, por el contrario, quienes tienen todavía hambre. Benditos los que proporcionan alegría a los pobres; en la cúspide de la entrega y del olvido de sí, florece la alegría y se reencuentra la vida.
En Adviento se vuelve a recordar que el camino de la felicidad no arranca de las personas o de las cosas, sino que parte de uno mismo hacia los otros, es decir, hacia Dios que es causa de alegría. La entrega a Dios es una entrega a la alegría.

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
A Cristo, Señor nuestro, todos los profetas anunciaron,
la Virgen esperó con inefable amor de Madre,
Juan lo proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres.
El mismo Señor nos concede ahora preparamos con alegría al misterio de su nacimiento,
para encontramos así, cuando llegue, velando en oración y cantando su alabanza.


Prefacio II


Palabra de Dios:

Isaías 35, 1-6a. 10

Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10

Santiago 5,7-10

San Mateo 11, 2-11

Comprender la Palabra

En los tres ciclos anuales, en la lectura del Evangelio, los Domingos 2º y 3º de Adviento, entra en escena la figura de San Juan Bautista, el Precursor del Señor. Los cuatro Evangelistas nos informan sobre la actividad de Juan inmediatamente antes de comenzar el Señor su misterio mesiánico. Pero este Domingo, Tercero de Adviento (ciclo A), la figura de Juan irrumpe en el curso en la actividad mesiánica de Jesús. La Lectura del Evangelio, que hoy escuchamos, pertenece al Capítulo once del Evangelio según San Mateo.

Juan, por medio de dos discípulos. emisarios, pregunta a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?» Juan está en la cárcel y le llegan noticias de lo que Jesús está haciendo y se siente desconcertado. El se imagina un Mesías contundente, que con su Venida (su única. Venida) pone fin a toda maldad, injusticia, sufrimiento. para dar comienzo a la salvación definitiva paradisíaca (él espera también ser liberado de su prisión). Recordemos lo que Juan decía en la Lectura del Evangelio el Domingo pasado: «Ya está el hacha tocando la base de los árboles,.que no dan fruto…tiene el bieldo en la mano…»

La respuesta de Jesús es ésta: «Id Y: decid a Juan lo que estáis viendo y oyendo…» y a continuación enumera Jesús lo que nosotros podemos ir comprobando que estaba haciendo, en los Capítulos inmediatos anteriores 8º y 9°: “Los ciegos ven (cura a dos ciegos-cap. 9); los inválido andan» (cura al criado paralítico de un centurión romano-cap- 8); cura a otro paralítico, perdonándole sus pecados-cap, 9); los leprosos quedan limpios (cura a un leproso-cap-8); los sordos oyen (cura a un sordomudo endemoniado -cap. 9); los muertos resucitan (resucita a la hija de Jairo-cap. 9); a los pobres se les anuncia la Buena Noticia», Justo lo que un Profeta nos anuncia en el Libro de lsaías (1ª Lectura) que sucederá, cuando venga el Mesías. Y concluye Jesús: «Dichoso el que no se sienta defraudado ‘por Mí». Es decir; YA SI ha venido el Mesías -el Mesías Paciente-;pero TODAVIA NO, el Mesías –el Mesías triunfante. En el fondo Jesús les dice lo que a todos nos dice el Apóstol Santiago (2ª Lectura): «Tened paciencia. hermanos, hasta la Venida (Gloriosa) del Señor». Queda así patente la distinción de la doble Venida de Cristo.


Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Bendición del Belén familiar


Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este belén y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar entre nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el belén colocado en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.

Oh Dios, Padre nuestro,
que tanto amaste al mundo
que nos has entregado a tu único Hijo Jesús,
nacido de la Virgen María,
para salvamos y llevamos de nuevo a ti,
te pedimos que con tu bendición
estas imágenes del nacimiento
nos ayuden a celebrar la Navidad con alegría
y a ver a Cristo presente
en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús,
tu Hijo amado,
él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.





celebrar mejor


Preparación inmediata para la Navidad

El 17 de diciembre marca el comienzo de la preparación inmediata para la Navidad. A partir de esa fecha la liturgia adquiere una forma peculiar y pretende conducimos de una manera progresiva, día a día, a la fiesta de Navidad.

La liturgia de una manera insistente expresa su anhelo de que llegue el Señor, de que no tarde, de que ya está a las puertas. «El Señor está cerca, venid, adorémosle». «Sabed que está cerca el reino de Dios; os aseguro que no tardará». «No dejéis de velar; pronto llegará el Señor, nuestro Dios». A medida que se aproxima la fiesta de Navidad, parece como si la Iglesia contara los días. «No temáis, dentro de cinco días vendrá a vosotros el Señor». y en la antevíspera todo está dispuesto para recibir al Señor como en la primera Navidad: «Se ha cumplido ya todo lo que el ángel dijo de la Virgen María», Y la víspera: «hoy sabréis que viene el Señor, y mañana contemplaréis su gloria» o «Mañana quedará borrada la tierra y sobre nosotros reinará el Salvador del mundo».

En esta espera la presencia de María es una presencia discreta, pero su influencia lo invade todo: «El ángel Gabriel fue enviado a María Virgen, desposada con José». «Se ha cumplido ya todo lo que el ángel dijo de la Virgen María». «A María llegó el tiempo de dar a luz a su Hijo primogénito».

En la oración de la tarde -las vísperas- destacan las «antífonas de la O». Cada una de las siete antífonas se dirigen a Cristo, Palabra encarnada, haciendo referencia a un título divino o mesiánico: «Oh Sabiduría», «Oh Adonai», «Oh Renuevo», «Oh Llave», «Oh Sol», «Oh Rey», «Oh Emmanuel». Cada una de las antífonas es una oración a esta Palabra de Dios que ha existido con el Padre y el Espíritu Santo desde toda la eternidad, se ha encarnado ahora y habita entre nosotros. Después de recordar su misericordia en el pasado, la Iglesia le suplica que cure de nuevo, ilumine y salve nuestro mundo.

Las lecturas de la Misa están relacionadas directamente con el misterio de la Navidad. Las ilustran otros nacimientos, como el de Sansón y el de San Juan Bautista. También cuentan los hechos que rodean al nacimiento de Jesús: María desposada con José, el mensaje del ángel y la visita de María a Isabel. A través de estas lecturas aparece Jesús dentro de la historia humana cuyos personajes centrales son Abrahán, David, Judá, José, Zacarías, Isabel, Juan Bautista y María.


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
¡Oh, Sabiduría!

Génesis 49,1-2.8-10. No se apartará de Judá el cetro.

Mateo 1,1-17. Genealogía de Jesucristo, hijo de David.


Martes 3:

jOh, Adonai!

Jeremías 23,5-8. Suscitaré a David un vástago legítimo. En su día se salvará Judá.

Mateo 1,18-24. La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Miércoles 3:
jOh, Renuevo!

Jueces 13,2-7.24.25a. El ángel anuncia el nacimiento de Sansón.

Lucas 1,5-25. El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista.

Jueves 3:
jOh, Llave!

Isaías 7,10-14. Mirad: la Virgen está encinta.

Lucas 1,26-38. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.

Viernes 3:


jOh, Sol!

Cantar 2,8-14. Llega mi amado, saltando sobre los montes.

O Sofonías 3,14-18a. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti.

Lucas 1,39-45. ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Sábado 3:

jOh, Rey!

1 Samuel l ,24-28. Ana da gracias por el nacimiento de Samuel.

Lucas 1,46-56. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.