Dicen que la corrupción de lo mejor es lo peor. La tecnología es algo estupendo, ha conseguido que no me sepa ningún número de teléfono de memoria, cuando antes sabías fácilmente medio centenar. Pero queriendo arreglar un fallo del móvil he borrado todos los contactos y, lo que es peor, luego los he borrado de la copia de seguridad del ordenador. Como ya no tengo memoria no tengo ni el número de teléfono de mis padres, que se cambiaron de casa hace no mucho tiempo. Esta noche no pienso seguir investigando que hay que dormir y hay que madrugar (cuando termine este comentario). Mañana viviré sin el número de más de 600 personas aunque, gracias a Dios, no me llaman todos todos los días. Tal vez consiga arreglarlo mañana consultando a un experto. A veces cuando creemos que dominamos la tecnología es la tecnología la que nos domina. A veces cuando nos creemos más autosuficientes se va la luz y no sabemos qué hacer en toda la tarde.
“ Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía. Tiene el corazón dividido, ahora lo expiará: él mismo destruirá sus altares, abatirá sus estelas. Ahora dicen: «No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey?»” A veces comparo nuestra sociedad con la que nos describe el Antiguo Testamento. Cuanto más frondosa era la viña, más se rebela contra el Señor. España, y tantas otras naciones, que han sido la gloria del cristianismo, que ha dado vocaciones sacerdotales, de misioneros, Pléyades de santos, innumerables monumentos literarios, artísticos y arquitectónicos…, ha perdido la memoria. Ha hecho un “Hard Reset” y se ha quedado en blanco. No ha perdido 600 teléfonos, ha perdido 20 siglos de historia, que es mucho peor. ¿Qué se puede hacer cuando una sociedad olvida su pasado y pone en peligro su futuro?
“Sembrad justicia y cosecharéis misericordia. Roturad un campo, que es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y llueva sobre vosotros la justicia.” Es tiempo de consultar al Señor. Él sabe muy bien manejarse en estas circunstancias, nunca le hacemos demasiado caso. ¿Cómo actúa Dios? “ Llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro…” También hoy el Señor llama a unos pocos, y los llama por su nombre. Y no los manda a batallar o a pegarse de tortas. Los manda a todos aquellos que están “enfermos” los que han perdido la fe, viven sin esperanza, han abandonado la caridad, se sienten desorientados, como nos manda también hoy. No nos envía a convertir a los que no quieren convertirse, ni a pelearnos con aquellos que quieren hacer daño a la Iglesia. Esos, igual que la atacan, la conocen, que tomen el camino de vuelta. Podremos rezar por ellos, pero poco más se dejarán hacer. Pero hay tantos que necesitan de una sonrisa, una palabra de fe, un testimonio verdaderamente de cristianos, que no nos sobrará el tiempo.
Al principio os he engañado. Entre el segundo y tercer párrafo se me ha ocurrido cómo arreglar lo del teléfono y, no eran 600, eran 754 contactos los que he vuelto a recuperar en mi móvil, ya pueden llamarme todos mañana. Al igual hará el Señor. Si somos fieles en lo poco, en lo que nos pide cada día, nos dará mucho más de lo que esperamos y, otra vez, mucha gente volverá a la alegría de la fe.
La Virgen respondió generosamente a esa llamada, hagamos como ella diciendo que sí en todo a los impulsos del Espíritu Santo. ¡A dormir!