Comentario Pastoral
«VAMOS A LA OTRA ORILLA»

Tenemos conciencia de que estamos en la ribera de «acá!! cuando tenemos el contrapunto de la de «allá». Por eso es oportuno el recuerdo evangélico de hoy: «va mas a la otra orilla», nos dice Jesús a todos. Es necesario ir a la otra orilla, porque siempre nos quedamos en la de «acá», en nuestra propia ribera, en nuestra singular situación. Aunque sintamos miedo por la travesía del mar de la vida, tenemos que ir «allá». Es el bendito riesgo de la travesía de la fe. Pienso que ser cristiano es ir a la otra orilla, pasar enfrente de nuestra situación cómoda, anclar nuestra barca en el polo opuesto de donde estamos. Porque vivimos en egoísmo, en intransigencia, en una afectividad falsa, en una espera sin horizonte. Es necesario pasar a esa paz, a esa caridad, a esa alegría, a esa entrega y comprensión que tenemos enfrente.
Quedarse acá es pecar. Ir a la otra orilla es alcanzar la plenitud de la gracia. Y es imprescindible soltar amarras, navegar, surcar aguas movedizas. Abandonar tierra firme y embarcarse en la travesía es saber vivir en medio de la inestabilidad constante, no estar seguro y balancearse, correr el riesgo no sólo del mareo sino de ahogamos. Pero Cristo va en nuestra barca, aparentemente dormido sobre un almohadón, mientras nosotros luchamos contra los vientos y las olas, que nos producen miedo y nos calan hasta adentro. Es duro luchar por mantenerse en pie, es difícil encontrar asideros para agarrarse y no caer al agua que pone fin a la vida. Cristo duerme en aparente despreocupación de las actividades, vaivenes y quehaceres humanos.
Si de lo profundo de nuestro corazón se escapa este grito: «¿no te importa que nos hundamos?», manifestamos que no podemos luchar solos, que nos vamos al fondo, que ya casi no tenemos esperanza. Entonces descubrimos desde la fe confiada que Cristo es Dios. Dejamos de ser cobardes. y desaparece todo ruido y miedo. Y hay calma y bonanza en nuestra vida. Y volvemos a surcar aguas de tranquilidad viendo la otra orilla.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:
Creaste el universo entero,
estableciste el continuo retorno de las estaciones,
y al hombre, formado a tu imagen y semejanza,
sometiste las maravillas del mundo,
para que, en nombre tuyo,
dominara la creación,
y, al contemplar tus grandezas,
en todo momento te alabara


Prefacio dominical


Palabra de Dios:

Job 38, 1. 8 11

Sal 106, 23- 24. 25-26. 28-29. 30-31

san Pablo a los Corintios 5, 14 17

san Marcos 4, 35 40

Comprender la Palabra

Con este Domingo, el 12º, reanudamos la serie de los Domingos del Tiempo Ordinario, el más prolongado del Año Cristiano, que quedó interrumpida, después del Domingo 7º, por el largo paréntesis de la Cuaresma y el Tiempo Pascual, y al que hay que añadir lo dos domingos precedentes, Solemnidades de la Trinidad y del Corpus, que tienen Lecturas propias. Este año los Domingos 8º, 9º, 10º, por exigencias del Calendario Litúrgico, no se celebran.

Este año, ciclo B, la Lectura del Evangelio es preferentemente según San Marcos. De él hemos escuchado durante el periodo Cuaresma-Pascua partes importantes: el relato de la Pasión, (el Domingo de Ramos); los de la Resurrección y de la Ascensión, (en los Domingos correspondientes); la Estancias de Jesús en el Desierto y la Transfiguración (los domingos 1º y 2º de Cuaresma respectivamente).

El Domingo 12º escuchamos, en la Lectura del Evangelio, el Primero de los tres grandes milagros de Jesús, que el Evangelista sitúa en la 2ª Sección de la 1ª Parte de su Relato Evangélico. Las tres Secciones tienen el mismo esquema. Procede una síntesis o sumario de la actividad mesiánica de Jesús; 2)- momento de atención a los discípulos; Vocación (1ª Sección), elección de los Doce (2ª Sección); envío de los Doce (3ª Sección); 3) – Enseñanzas de Jesús; 4) – Milagros de Jesús; 5) – Impresión de aparente fracaso; hostilidad, incompresión de los oyentes, de los discípulos (1ª, 2ª y 3ª Secciones respectivamente).

Hoy escuchamos el Milagro de la Tempestad calmada en el Lago de Galilea, Jesús impera con la fuerza de su Palabra al viento y a las aguas; “¡Silencio, cállate!” – diciendo. No es mero alarde de poder, Jesús lo ejerce amorosa, solícitamente, e situaciones desesperadas. Sin embargo impresiona sobre todo los milagros realizados sobre la naturaleza inanimada (”Se quedaron estupefactos….. hasta el viento y las aguas le obedecen”). Contrasta la furia de los elementos – el viento y el mar – con el sosiego de Cristo, Señor de la Creación, durmiendo apaciblemente sobre una almohadón.

“El viento cesó y vino una gran calma”. Este estupendo Milagro evoca las palabras del poema del Libro de Job (1ª Lectura); “… aquí se romperá la arrogancias de tus olas”. En Cristo transparece la Omnipotencia de Dios Creador.

Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Palabra de Dios y lectura santa (II)


Es importante que los fieles se inicien según las circunstancias, las categorías y las culturas en el método más apropiado de lectura orante, personal y/o comunitaria (lectio divina, ejercicios espirituales en la vida cotidiana, y otros diversos métodos de oración, compartir en familia y en las comunidades eclesiales, etc.);

– que se anime la praxis de la lectura orante, hecha con textos litúrgicos, que la Iglesia propone para la celebración eucarística dominical y diaria, para comprender mejor la relación entre Palabra y Eucaristía;

– que se vigile a fin de que la lectura orante sobre todo comunitaria de las Escrituras tenga su desembocadura en un compromiso de caridad.

– Conscientes de la amplia difusión actual de la Lectio divina y de otros métodos análogos, los padres sinodales ven en ellos un verdadero signo de esperanza y animan a todos los responsables eclesiales a multiplicar los esfuerzos en este sentido.


Sínodo de los obispos 2008

Proposición 22

al ritmo de la semana


Natividad de de San Juan Bautista – 24 junio

Juan Bautista, precursor del Señor, nació de una anciana y estéril, porque para Dios no hay nada imposible. Estando aún en el seno materno, al quedar lleno del Espíritu Santo, exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Su nacimiento profetizó la Natividad de Cristo el Señor, y su existencia brilló con tal esplendor de gracias, que el mismo Jesucristo dijo no haber entre los nacidos de mujer nadie tan grande como Juan el Bautista, pero el más pequeño es mayor que él. Le pusieron por nombre Juan, nombre venido del cielo, aunque ninguno de sus parientes se llamaba así. Fue delante de él y Jesús tenía que crecer y menguar, Juan: no era digno de agacharse para desatarle las sandalias.

Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Le escuchaba con gusto, y quedaba desconcertado. A pesar de todo le retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte, y le mando decapitar en el día de su cumpleaños, a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el precursor del Señor, fué como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:


Génesis 12,1-9. Abrahán marchó como le había dicho el Señor.



Mateo 7,1-5. Sácate primero la viga del ojo.



Martes 3:


Génesis 13,2.5-18. No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos.



Mateo 7,8.12-14. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.


Miércoles 3:
La Natividad de San Juan Bautista. No ha nacido de mujer uno más grande que Juan Bautista.

Isaías 49,1-6. Te hago luz de las naciones.

Hechos 13,22-26. Antes de que llegue Cristo Juan predicó.

Lucas 1,57-66.80. El nacimiento de Juan Bautista. Juan es su no



Jueves 3:


Génesis 16,1-12.15-16. Agar dio un hijo a Abrahán, y Abrahán lo llamó Ismael.



Mateo 7,21-29. La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena.


Viernes 3:
San Pelayo (+925), mártir en Córdoba a los catorce años.

Génesis 17,1.9-10.15.22. Circuncidad a todos nuestros varones en señal de su pacto. Sara le va a dar un hijo.

Mateo 9,1-4. Si quieres puedes limpiarme.


Sábado 3:
San Cirilo de Alejandría (370-444), obispo de Alejandría. presidió el Concilio de Efeso.

Génesis 18,1-5. ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte, Sara habrá tenido un hijo.

Mateo 8,5-17. Vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahám, Isaac y Jacob.