Comentario Pastoral
¿SE ESCANDALIZA HOY?

Desde cierto punto de vista, parece que la sociedad actual está de vuelta de todo, y no se asombra ni escandaliza por nada. Por el contrario, se supervaloran publicitariamente ciertos escándalos; un lío de faldas, un hijo oculto que reclama una herencia millonaria, una fuga con gran desfalco económico o un crimen pasional pueden ocupar las primeras páginas de los períodicos o ser noticia de apertura en un telediario. A algunos no les gusta la palabra «escándalo» porque les parece oscurantista, retrógada y beatona. Les suena a falta de libertad, a censura religiosa superada y a morbosa referencia sexual. Sin embargo es preciso reconocer que todos estamos en medio de una situación de escándalo activo, continuo y organizado. Es muy serio que la sociedad actual, por alardear de vanguardista, ridiculice las voces limpias que propugnan una concepción más seria y digna de la existencia. Siempre se está a tiempo de cambiar, dando un giro de ciento ochenta grados, para recobrar los altos principios que hacen más habitable nuestro mundo y más fraternas nuestras relaciones; así los más «pequeños» y los jóvenes podrán confrontar la diferencia que existe entre la alegría que viene del respeto de la vida y la que es fruto de la explotación y violencia sobre los más débiles. En el evangelio de este vigesimosexto domingo ordinario, Jesús nos pide que no escandalicemos a ninguno de los pequeños que creen en él. ¿Qué es el escándalo? Es un lazo o trabajo, una insidia, un obstáculo que impide avanzar, una ocasión de pecado. No hay que escandalizar a los creyentes más débiles, desviándolos del camino de la fe y conduciéndolos a una desorientación espiritual. La mano, el pie y el ojo, de los que habla Cristo, son expresiones concretas que manifiestan el talante interior y la conducta moral del hombre. Con un lenguaje plástico radical Jesús manda «cortar» y «sacar” sin pretender la amputación física del cuerpo, sino invitando al recto obrar moral y a situarse con decisión en el camino del bien.


Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
«La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la razón es capaz de comprender el orden de las cosas establecidas por el Creador. Por su voluntad es capaz de dirigirse por sí misma a su bien verdadero. Encuentra su perfección en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien».


Palabra de Dios:

Números 11,25-29

Sal 18, 8. 10. 12-13. 14

Santiago 5, 1-6

san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48

Comprender la Palabra

La 1ª Lectura y la del Evangelio nos presentan dos episodios semejantes, paralelos. Los discípulos de Moisés y los discípulos de Jesús se indignan contra los aparentemente disidentes.
“Señor mío, prohíbeselo” – le dice Josué a Moisés. “A uno que echaba demonios en tu nombre se l,o hemos querido prohibir, porque no es de los nuestros” – le dice Juan a Jesús. En ambos casos el celo es censurable.

En la actualidad ¿sucederá en la Iglesia algo parecido? ¿Cuál sería la reacción? Hay muchos (?) que sin pertenecer a la Iglesia o sin identificarse con ella, son fieles a su conciencia rectamente formada. De ellos diría Jesús: “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. Cabría pensar de ellos, como dice Moisés de Eldad y Medad, que “han recibido el Espíritu del Señor” y el carisma de “profeta”. Cabe decir de ellos también que son cristianos anónimos o implícitos.

Sin embargo se impone siempre un discernimiento de espíritus. No sería aceptable el anuncio o la vivencia de un Evangelio deformado o reducido (v.gr. las sectas, la heterodoxia) o los que rompen la unidad de la Iglesia. Es el caso de grupos, que a lo largo de la Historia de la Iglesia – también en nuestros días – se sitúan al margen de la Iglesia o frente a ella. El discernimiento compete principalmente a los que han recibido del Magisterio en la Iglesia para ejercerlo en Nombre de Cristo.

Añade el Evangelista a continuación diversas enseñanzas, que Jesús va impartiendo, mientras va de camino.

“Dar un vaso de agua al mensajero” es colaborar a la difusión del Mensaje. Es decir, es más importante que lo que parece. “No quedará sin recompensa” – dice el Señor -.

Escandalizar” a los débiles en la fe, de modo que lo pierdan o se les impida el acceso a la fe, merece la condena más dura, que Jesús haya proferido. También el escándalo, que encontramos en nosotros mismos: la tentación, que acecha, no precisamente en los miembros corporales, sino en el fondo del corazón humano. La gravedad del pecado, las consecuencias, que de él se siguen, son tanto más dañinas que la pérdida de órganos corporales vitales. En este sentido hemos de entender el lenguaje hiperbólico, intencionadamente exagerado, de Jesús.

Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Palabra y Espíritu


La fe de la Iglesia confiesa que toda la Escritura (Antiguo y Nuevo Testamento es obra del Espíritu Santo. “Todos los libros del Antiguo Testamento en cuanto escritos por inspiración el Espíritu Santo. Tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados a la Iglesia” Dei Verbum 11).

El Espíritu inspiro no sólo la palabra de los profetas y de los demás autores del Antiguo Testamento. Inspiro también que tales palabras fueran transcritas para así asegurar mejor su transmisión. El Espíritu llenó y condujo a Jesús. Palabra del Padre, de manera eminente en su andadura terrena. El mismo Espíritu inspiró a los evangelistas para que consignaran por escrito las palabras y obras del Señor. Este mismo Espíritu sembró en los autores la incisiva y determinó el contenido de los escritos apostólicos del Nuevo Testamento. En suma, y en consecuencia, la Escritura es obra del espíritu Santo. El está activamente presente en su origen.


Decreto

al ritmo de la semana


Santos Ángeles Miguel, Gabriel y Rafael – 29 Septiembre

El nuevo calendario litúrgico une en una sola celebración la memoria de los tres arcángeles: Miguel, Gabriel y Rafael. El culto de San Miguel se remonta al siglo V, con motivo de la dedicación de una basílica en su honor, en la Vía Salaria, al Noroeste de Roma. “El honor que les tributamos manifiesta la gloria del Señor, y la veneración que merecen es signo de si inmensidad y excelencia sobre todas las criaturas” (Prefacio).

En el libro del Apocalipsis Miguel aparece como el caudillo de los ejércitos del cielo, vencedor de Satanás en el gran combate del fin de los tiempos. Rafael es el mensajero de Dios anunciador del nacimiento de Jesús a María. Y Rafael aparece en el Libro de Tobías.

Los ángeles llenan con su invisible presencia el desarrollo de la historia de la salvación. Son los “poderosos ejecutores de las ordenes del Señor, prontos a la voz de su palabra” (antífona de entrada), “servidores que cumplen sus deseos” (aleluya). Cantan su gloria en una ingente muchedumbre que Daniel se figuraba rodeando el trono del Dios vivo: “Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes).

Le pedimos a Dios que “nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que le asisten continuamente en el cielo” (Colecta) que “la ofrenda sea llevada a su presencia, hasta el altar del cielo, por manos de su ángel” (Plegaria Eucarística I), que “caminemos seguros por la senda de la salvación bajo la fiel custodia de sus ángeles” (después de la comunión)


J. L. O.

Para la Semana

Lunes 3:
San Simón de Rojas (1552-1624). Se dedicó a la dirección espiritual, a la promoción de obras de misericordia y piedad, propagador de la devoción a la Virgen María.

Zacarias 8,1-8. Yo libertaré a su pueblo del país de oriente y occidente.

Lucas 9,46-5- El más pequeño de vosotros es el más importante.

Martes 3:
Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos.

Daniel 7, 9-10. 13-14. Miles de ángeles le servían.

Apocalipsis 12,7-12a. Miguel y sus ángeles le servían.

Juan 1,47-51. Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

Miércoles 3:
San Jerónimo (340-420), sacerdote, asceta, comentador de la Sagrada Escritura.

Nehemias 2,1-8. Si a su majestad le parece bien, déjeme ir a reconstruir la ciudad de mis padres.

Lucas 9,57-62. Te seguiré a donde vayas.

Jueves 3:
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), virgen, carmelita se ejercitó en la humildad, sencillez y confianza en Dios.

Nehemias 8,1-4a 5-6.7b-12. Esdrás abrió el libro de la Ley; bendijo al Señor, y todo el pueblo respondió: Amén, amén.

Lucas 10,1-12. Descansará entre ellos la paz.

Viernes 3:
Santos Ángeles Custodios. «El señor enviará su ángel contigo y dirigirá tu camino».

Éxodo 23,20-23. Mi ángel irá por delante.

Mateo 18,1-5.10. Sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.

Sábado 3:
San Francisco de Borja (1510-1571), virrey de Cataluña, jesuita, prepósito general.

Baruc 4,5-12.27-29. El que os mandó las desgracias os mandará el gozo.

Lucas 10,17-24. Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.