Ayer vino un sacerdote, amigo y periodista (que además pone como penitencia, en ocasiones, leer estos comentarios. Deben ser grandes pecadores para merecer tal castigo). Al salir (él) mucho en la televisión alguna catequista que le vio me decía: “De ese sacerdote me suena su cara”: La verdad es que Javier tiene bastante cara y es normal que suene mucho. Ahora el que sale en la televisión es el que es conocido. Incluso personas que te ven todos los días te dicen con asombro: “Ayer te vi en la tele”. Y desde ese momento empiezas a existir. Hoy haremos una encuesta, pregunta en tu casa, en el trabajo, si quieres incluso en el metro ¿Quién era Aquim? Estoy casi convencido que el 99.9 % te dirá que no lo sabe y, si a alguno le suena, será de una fábrica de productos de químicos en Argentina (eso lo he buscado en Google). Sin embargo Aquim era el tatatarabuelo de Jesús, y nadie se acuerda de él.
“Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Estón…” El Evangelio de hoy es muy gracioso de leer en voz alta y un rollo leerlo en voz baja. Sin embargo varias veces al año escuchamos la genealogía de Jesucristo. Algún nombre nos suena, pero la mayoría ni idea, sin embargo, ahí están. La mentalidad judía (y la española, que guardamos los apellidos) daba una gran importancia a la genealogía, de quién procedemos. Eso me lleva hoy a que recemos sobre un tema tan actual como la sucesión apostólica, esos son nuestros ancestros.
Hoy en España oímos mucho hablar y opinar de un Obispo que les cae bien a unos y mal a otros. Normalmente a los que les cae bien este les cae mal su antecesor, aseguraría que a los que les cae mal este también les caía mal el antecesor, simplemente por ser Obispo. En la genealogía de Jesús hay buenos, malos y regulares, pero todos colaboraron a que naciese José, inconscientemente, pero colaboraron y han quedado sus nombres en la Palabra de Dios. La sucesión apostólica nos asegura que mientras un Obispo esté válidamente ordenado, no sea apartado por la Iglesia de su ministerio por loco o por hereje, ese Obispo en concreto nos asegura la sucesión apostólica. No podemos ser pro-obispo de uno y anti-obispo de otro. Uno y otro tendrán sus características peculiares, nos serán más o menos simpáticos, nos gustarán más o menos sus ideas personales o el tamaño de su barriga…., pero siguen siendo Obispos y como tal son el garante de la transmisión de la fe de la Iglesia, de mi sacerdocio (e incluso del sacerdocio de los arciprestes, por muy importante que sea su cargo de hacer fotocopias), e incluso son los que llevan sobre sus hombros las almas de todos sus fieles, buenos, malos, regulares, tibios, de izquierdas o de derechas. Habrá quien pase a la historia y quien se convierta en un Aquim cualquiera, irán al cielo o al infierno, como todo hijo de vecino , pero todos necesitan de nuestra oración, de nuestro apoyo y muchas veces de nuestra cercanía, para que no se vuelvan solterones con báculo.
María es Madre de los sacerdotes, de todos. Estamos a una semana de celebrar el nacimiento del único y eterno sacerdote, que recemos por todos, en especial por los Obispos.