Comentario Pastoral
LA VOCACIÓN PROFÉTICA Y APOSTÓLICA

El tema de la vocación profética y apostólica ocupa las dos principales lecturas de este domingo quinto ordinario. El primer texto es una narración auto biográfica debida g la mano del mayor profeta de Israel: Isaías. El relato se desarrolla en una visión litúrgica en el templo. Isaías se encuentra ante la santidad y grandiosidad de lo celeste, ante Dios que se le manifiesta llenando la tierra, como el humo del incienso llenaba el templo. La reacción espontánea de Isaías es confesar su profunda incapacidad e indignidad personal para ser profeta.
Pero Dios se acerca con su gracia para que Isaías supere el pánico y experimente la fascinación de su presencia santa. Y un serafín, ministro de la corte celeste, con un carbón encendido tomado del altar de los holocaustos purifica la boca del profeta. Es como un gesto sacramental que lo consagra. El hombre de la palabra, el profeta, debe ser precisamente purificado en la palabra. El fuego sagrado que viene del altar penetra el lenguaje del hombre, llamado a hablar en nombre de Dios.
Inmediatamente se produce la respuesta de Isaías: aquí estoy, mándame, llena de espontaneidad, entusiasmo y prontitud. Acepta su vocación profética y vence la cobardía de su indecisión. ¡Qué gran ejemplo!
El evangelio nos presenta diversas escenas, en las que son protagonistas Jesús y un grupo de pescadores, que están lavando las redes después de su esfuerzo y fracaso nocturno, sin haber cogido nada. Jesús les pide que abandonen la orilla y de nuevo entren en el mar, aceptando el riesgo de continuar en un trabajo, que hasta ahora había sido infructuoso. Pedro, fiado en la palabra del Maestro, vuelve a echar las redes, y el resultado es inesperado y maravilloso. La pesca fue tan grande que por el peso se hundían

Andrés Pardo


Para orar con la liturgia
Oh Dios, que quisiste dar pastores a tu pueblo,
derrama sobre tu Iglesia
el espíritu de piedad y fortaleza,
que suscite dignos ministros de tu altar
y los haga testigos valientes y humildes de tu Evangelio.


Oración por las vocaciones a las Sagradas Ordenes


Palabra de Dios:

Isaías 6, 1-2a. 3-8

Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8

Corintios 15, 1-11

San Lucas 5, 1 -11

Comprender la Palabra

San Lucas, cuando redacta su Relato Evangélico, tiene delante el Evangelio según San Marcos, el más antiguo de los Cuatro.

Estamos en los comienzos del Ministerio Mesiánico de Jesús en Galilea. San Marcos, en pocas lineas, nos dice que Jesús llamó a los primeros discípulos, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, que eran pescadores. San Lucas recoge este dato en el marco grandioso de la Pesca Milagrosa, dando así mayor relieve a la llamada de los discípulos a su respuesta generosa.

El Milagro de la Pesca, que escuchamos en la Lectura del Evangelio, tiene cierta semejanza con el Milagro de la Pesca narrado por el Evangelista San Juan en una de las apariciones del Señor Resucitado. Sin embargo son dos milagros distintos. Hay entre ellos notables diferencias.

Oportunamente escuchamos en la 1ª Lectura el Relato de la Vocación del Profeta Isaías. Hay semejanzas entre este Relato t el del Evangelio.

Tanto los Milagros como las Visiones son epifanías, mejor, teofanías, manifestaciones del poder, de la misericordia, de la santidad, de Dios, a través de mediaciones sensibles, perceptibles por los sentidos.

Así la Visión de la imagen de Dios, sentada en su trono, que llena el Templo, rodeado de serafines, que aclaman y cantan, le hace exclamar a Isaías: “Ay de mí, hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey Señor de los ejércitos” ; la misma reacción de Pedro ante Jesús “ al ver la redada de peces tan grande… apártate de mi, Señor, que soy un pecador”. Isaías fue purificado con el ascua, que un serafín tomó el altar y aplicó a los labios del Profeta; Pedro fue purificado y perdonado por Jesús, diciéndole “no temas”.

Isaías escuchó la voz del Señor, que decía: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por Mi?. Jesús le dice a Pedro: “Desde ahora serás pescador de hombres”. Isaías responde a la llamada del Señor; “Aquí estoy, mándame”. “Ellos (Pedro y los otros discípulos) – advierte San Lucas – sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, le siguieron”. La doble experiencia de vocación de Dios y la indignidad del hombre es una constante en las páginas del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Avelino Cayón


sugerencias litúrgicas

Preparando la Cuaresma (I)


La Cuaresma es e tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua, Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las “armas de la penitencia cristiana, la oración, el ayuno y la limosna”. Que Cuaresma sea un tiempo fuerte del año litúrgico debe subrayarse y manifestarse en múltiples detalles de la celebración. Celebración que se sale de lo acostumbrado ordinariamente, y no se improvisa.

celebrar mejor


Preparando la Cuaresma: La Cuaresma, ¿para qué?

La Cuaresma es Tiempo de preparación para la Pascua: desemboca en la Solemnidad de la Pascua. El último día de Cuaresma es el Jueves Santo. La Solemnidad de la Pascua – El Tríduo Pascual: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Pascua – comienza inmediatamente después de la Misa en conmemoración de la Cena del Señor. Esa Misa es el pórtico, que nos introduce en la Solemnidad de la Pascua.

La Solemnidad de la Pascua es tan importante que requiere un tiempo prolongado de preparación. Este tiempo es la Cuaresma.

Durante la Cuaresma, día tras día, y principalmente los seis domingos sucesivos, que la estructura n (el último domingo de los seis es el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor), nos vamos preparando; es decir, vamos anticipando el Misterio de la Pascua; vamos ensayándolo, vamos entrenándolo, ejercitándonos (”el ejercicio”, se dice, de la Santa Cuaresma). Los ejercicios se entienden siempre como preparación, entrenamiento, ensayo.

La Cuaresma es por tanto el único Tiempo del Año Cristiano, que no tiene sentido en si mismo; su sentido, su finalidad, es la Solemnidad de la Pascua. Es – podemos decir – un tiempo funcional: existe en función de la Pascua. Entonces – hay que decir – no tiene sentido entrar en la Cuaresma, sí, al concluirla, decidimos no celebrar la Pascua; es decir, no participar en la Solemne Vigilia Pascual.

La Solemne Vigilia Pascual no es una misa vespertina, como la de cualquier otro domingo. aunque algo más larga y a una hora más tardía. No da igual asistir a la Solemne Vigilia Pascual o a cualquier de las misas del Domingo de Pascua por la mañana o por la tarde; tampoco vale decir que celebramos la Pascua, participando en una u otra misa del Domingo de Pascua, o durante el Tiempo Pascual. Alguien para justificar la no asistencia dirá: ¿Acaso no son Pascua todos los domingos? ¿Acaso no es Pascua todas y cada una de las misas, en las que participamos? Si, ciertamente. Pero la Solemne Vigilia Pascual es única por su riqueza simbólica, sacramental. No participar en ella es un empobrecimiento personal. Es la privación de una vivencia enriquecedora de la propia fe, sobre todo si ha venido precedida de la prolongada preparación cuaresmal. Nadie debería, por tanto, faltar a la Solemne Vigilia Pascual, si no fuera por causa razonablemente grave.


Avelino Cayón

Para la Semana

Lunes 3:
San Jerónimo Emiliano o Santa Josefína Bakhita, virgen.

1 Reyes 8,1-7.9-13. Llevaron el arca de la alianza al Santísimo y la nube llenó el templo.

Marcos 6,53-56. Los que lo tocaban se ponían sanos.

Martes 3:


1 Reyes 8,22-23.27-30. Sobre este quisiste que residiera tu nombre. Escucha la súplica de tu pueblo, Israel.

Marcos 7,1-13. Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

Miércoles 3:
Santa Escolástica (480-547), virgen, hermana de San Benito, se entregó a Dios como él.

1 Reyes 10,1-10. La reina de Saba vio la sabiduría de Salomón.

Marcos 7,14-23. Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

Jueves 3:
Nuestra Señora de Lourdes. Meta de peregrinaciones, mensaje siempre vivo y actual de conversión y penitencia.

1 Reyes 11,4-13. Por haber sido infiel al pacto, te voy a arrancar el reino de las manos; pero dejaré a tu hijo una tribu en consideración a David.

Marcos 7,24-30. Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.

Viernes 3:

1 Reyes 11,29-32.12,19. Se independizo Israel de la casa de David.

Marcos 7,31-37, Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

Sábado 3:


1 Reyes 12,26-32;13,33-34. Jeroboán hizo dos becerros de oro.

Marcos 8,1-10. La gente comió hasta quedar satisfecha.