Es sin duda una noticia que tiene su lado gracioso. A un joven acampado en Sol, de los llamados “indignados”, que protestaban contra la banca, los empresarios y todo el sistema establecido le ha tocado más de un millón de euros en la lotería. Y -como por arte de magia-, se la ha pasado la indignación. Ya piensa en fundar su empresita y, desde luego, que no le acampe en la puerta ningún grupo anti-nada que llamamos a los antidisturbios. Me alegro por él, ya es millonario (que en euros es una barbaridad) y espero que sepa administrarse y usar bien el dinero. Sin duda hacerse rico de una manera tan tonta y tan rápida debe dar muchos dolores de cabeza (que algunos seguro que desean), y otros que hayan amasado sus fortunas poco a poco, con tesón y paciencia, les perecerá indignante. Ya alguna vez he dicho que algunas veces hemos ido a ver a algún rico a ver si nos ayudaban a pagar la parroquia, y nos hemos llevado un montón de buenas palabras. He llegado a la conclusión que los ricos son ricos porque no gastan. Sin embargo ser rico es muy fácil sis sabes cómo…, y el secreto está en gastar, cuanto más mejor.

“El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará.

Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios.

Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.”

Al que da le sobra. Dinero tal vez no, pero el dinero es algo muy aburrido. Vivir para el dinero es ser pobre. Pero el que da su vida con generosidad, el que no está buscando sus momentos y sus ratitos, el que no se está guardando para que no le pidan, ese se hace rico. Rico en buenas obras, en alegría, en fe, en esperanza, en humanidad y en misericordia. Y esa es la riqueza que vale de veras, que perdura y que no se corrompe. Cuando uno gasta su vida la gana, os lo aseguro. Y mejor que yo os lo asegura Cristo: “tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.” Ni dinero, ni cargos, ni aplausos, ni homenajes perduran. Si nos dieran un listado de las calles de Madrid seguramente no sabríamos nada del ochenta por ciento de las las personas a las que están dedicadas.

El que ayuna, ora y da limosna palpa la gratuidad de Dios. Una huelga de hambre busca conseguir algo, cumplir su objetivo. El ayuno no busca conseguir nada, tan solo sentir que sólo Dios basta. La oración no es para pedir nada, sino para estar un rato gozando de la presencia de tu Padre Dios. La limosna no es para ayudar a alguien, sino para quitar estorbos en el amor de Dios.

Ser rico es fácil si sabes cómo. A veces no es tan fácil saber qué es ser rico. Si quieres aprender de la mayor fortuna del mundo, que lleva siglos encabezando la lista Forbes esa, mira a tu madre del cielo, la Virgen María. Veinte siglos derrochando misericordia a manos llenas y no se le acaba. ¿Cómo no va a compartirla con nosotros, sus hijos?. Felicidades, nuevo millonario, empieza a gastar.