Comentario Pastoral
EL PERDÓN DE LOS PECADOS

La liturgia de este domingo por medio dedos declaraciones fundamentalesde Isaías («No me acuerdo de tus pecados») y de Jesús («Tus pecados quedan perdonados») es el canto del perdón y de la liberación del mal físico y social. Es un perdón que tiene un gran precio.

Toda la historia de la salvación es un mensaje de esperanza, un anuncio de perdón, una manifestación del amor indomable y fiel de Dios. Por eso el profeta Isaías anuncia que Dios borra todos los pecados. En la línea del mensaje profético y de la acción constante de un Dios que «no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva», Jesús escoge el camino del perdón para todos.

Jesús no es el Mesías político y nacionalista, sino el Salvador por excelencia, el único que puede perdonar los pecados, el Padre que acoge siempre al hijo, el Señor que es justo y bondadoso con todos sus servidores. Por eso, el creyente y seguidor de Jesús debe ser el hombre del «sí», del perdón. La fe no es otra cosa que el mejor «sí» que podemos dar a Dios, el «amén’ por excelencia que manifiesta nuestra adhesión plena y confiada.

Ante el perdón de Dios no cabe otra respuesta por parte del cristiano que el testimonio de la fe, la fuerza de la caridad y la limpieza de la esperanza. Hay que perdonar siempre y sin límites.

Compartimos frecuentemente en nuestra vida con los letrados del Evangelio el escándalo y la inseguridad ante el perdón de los pecados. No acabamos de cerrar con plena confianza la cuenta anterior de nuestros pecados. Y nos queda actuando un «si es no es» de nuestra vida anterior, que marca nuestro futuro y quita ánimos y seguridad a nuestros propósitos. Debemos esperar y estar abiertos a lo nuevo que Dios hace brotar continuamente en nuestro interior.

El milagro del perdón de los pecados causa tanta sorpresa como la curación del paralítico.

Andrés Pardo

 

Palabra de Dios:

Isaías 43, 18-19. 21-22. 24b-25 Sal 40, 2-3. 4-5. 13-14
san Pablo a los Corintios 1, 18-22 san Marcos 2, 1-12

Comprender la Palabra

El contexto de la lectura de Isaías es la parte dedicada en su profecía a contemplar y exponer la liberación y retorno a Jerusalén una vez finalizado el exilio de Babilonia (capítulos 40-48). Un proyecto de liberación que va a llevar a cabo el rey persa Ciro al que, curiosamente, se le denomina el Ungido del Señor, es decir, el instrumento elegido por Dios para liberar a su pueblo. Isaías dirige su mensaje a los exiliados de la Cautividad: ya amanece su liberación, un milagro más sorprendente que todos los antiguos. Signo de la futura Redención, que penetrará hasta la raíz de toda humana esclavitud borrando el pecado. Dios llevará a Israel a través del desierto, obrando maravillas en un «nuevo» éxodo más glorioso todavía que el «de antaño» (v. 18.19 y 20b-21). Y aun cuando el pueblo sólo sabe responder a Dios con la ingratitud de sus pecados (v. 22 y 24b), Dios le sigue correspondiendo con un amor incansable que perdona y olvida (v. 25).

La segunda carta de Pablo a los Corintios es un conjunto formado, al menos, por cuatro textos paulinos escritos en diferentes fechas pero relacionadas con la misma situación histórica y con el tema central que aparece en todos: la defensa de la legitimidad de su apostolado puesto en duda por algunos corintios y que le provocaron amargos y continuados sinsabores. San Pablo se defiende contra quienes le han acusado de una flaqueza humana tan común como no cumplir lo prometido. Para defender su fidelidad, proclama la de Cristo. Porque no concibe que un apóstol suyo, confirmado por su Espíritu, pueda dejar de imitarlo.

Marcos intenta mostrar el camino del Mesías que intenta manifestarse al mundo. Sus milagros no suscitan sólo asombro y admiración, sino también, al menos en algunos, repulsa y obstinación. Hoy leemos la primera de las cinco escenas consecutivas (2,1-3,6), en las que intervienen aquellos dirigentes que censuran a Jesús. Estas escenas documentan el impacto de sorprendente novedad que produce la persona, acción y doctrina de Jesús ante sus contemporáneos. En la intención de Marcos, estos episodios son ya preludio de la Pasión. Los dirigentes supremos judíos condenan a Cristo por blasfemo (cf. Mc 14,64). En esta ocasión, los escribas o maestros oficiales de la ley consideran que lo es cuando oyen las palabras que dirige al paralítico. El último de los cinco enfrentamientos terminará con la decisión de eliminarlo (3,6).

Al describir el encuentro con el paralítico de Cafarnaún, el evangelista destaca un aspecto esencial de la salvación que Cristo ha traído a los hombres: el perdón de los pecados. El Señor otorgó al paralítico la gracia de una doble salud: la del alma con el perdón de los pecados y la del cuerpo restituyéndole su movilidad. Signo y primicias de la plena salvación.

Ángel Fontcuberta

 

al ritmo de las celebraciones


La Cuaresma (2)

Las seis semanas de la Cuaresma se dividen en tres etapas, que están marcadas por los evangelios dominicales: los dos primeros, con las Tentaciones y la Transfiguración del Señor; los tres siguientes, con las catequesis bautismales del agua (la Samaritana), la luz (el Ciego de nacimiento) y la vida (la Resurrección de Lázaro); y finalmente el sexto domingo, de Ramos o de Pasión, que inaugura la Semana Santa. Estas lecturas son propias del ciclo A, que se pueden seguir cada año, aunque hay otra serie de lecturas para cada ciclo.

Las primeras lecturas de los domingos cuaresmales tienen, así mismo, una organización interna que dan sentido especial a la Cuaresma, sobre todo en el ciclo A. Son seis momentos significativos de la historia de la salvación: creación del mundo, Abrahán, el Éxodo y Moisés, David rey, los profetas y el Siervo de Yahvé. Textos que intentarán ayudar a comprender el período cuaresmal como un camino progresivo de preparación a la celebración de la Pascua.

Son características ambientales y celebrativas propias de la Cuaresma: la ausencia del Aleluya en los cantos; la austeridad en el espacio celebrativo, sin flores y sin música instrumental; el color morado de los ornamentos sacerdotales; los escrutinios catecumenales; las misas estacionales en torno al propio obispo; el ejercicio del Vía Crucis; la celebración del Sacramento de la Reconciliación como preparación inmediata a la Pascua….


Ángel Fontcuberta

Para la Semana

Lunes 20:

St 3,13-18. Si tenéis el corazón amargado por la
envidia y las rivalidades, no andéis gloriándoos.

Mc 9,14-29. Tengo fe, pero dudo, ayúdame.
Martes 21:
St 4,1-10. Pedís y no recibís, porque pedís mal.

Mc 9,30-37. El Hijo del hombre va a ser entregado.
Quien quisiera ser el primero, que sea el último de
todos.
Miércoles 22:
Miércoles de Ceniza. Feria.

Jl 2,12-18. Rasgad los corazones y no las vestiduras.

2Cor 5,20-6,2. Reconciliaos con Dios: ahora es
tiempo favorable.

Mt 6,1-6.16-18. Tu Padre, que ve en lo secreto, te
lo pagará.
Jueves 23:
Dt 30,15-20. Hoy te pongo delante bendición y
maldición.

Lc 9,22-25. El que pierda su vida por mi causa la
salvará.
Viernes 24:
Is 58,1-9a. El ayuno que quiere el Señor.

Mt 9,14-15. Cuando se lleven al novio, entonces
ayunarán.
Sábado 25:
Is 58,9b-14. Cuando partas tu pan con el hambriento….,
brillará tu luz en las tinieblas.

Lc 5,27-32. No he venido a llamar a los justos, sino
a los pecadores a que se conviertan.