Tengo mala memoria visual para las caras. Conozco demasiada gente y como vea a alguien en algún lugar que no es el suyo sé que le conozco, pero no sé de qué. Anteayer vinieron una pareja de dos a la parroquia a pedirme que les diera el cursillo prematrimonial. Me sonaba mucho la cara de él, pero intentaba internamente colocarlo en su sitio, pero no me acordaba. Después de un rato de hablar ya no me aguanté más y le pregunté que de qué le conocía y me contestó: “Fui uno de los médicos que te operó de la fractura en la pierna”. En un momento les arreglé todo lo que pedían pues -además de que tendré que volver a pasar por sus manos en unos meses-,les estoy muy agradecido. Es muy gratificante saber con quien estás hablando y más si le conoces. Muchas veces al comenzar conversaciones con desconocidos tienes que pensar qué es lo que busca o qué intenciones trae. Suelen ser buenas pero también hay gente complicada.

“Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?»

Pedro le contestó:

«Tú eres el Mesías.»”

Para estar con Jesús es muy importante saber quién es Jesús. Hoy estaremos en Misa y podemos estar pensando en cualquier cosa menos en encontrarnos con Jesús. Si Cristo es el salvador y redentor del mundo, el que cargó sobre sí mis pecados y me abrió las puertas de la vida eterna ¿Cómo no voy a estar deseando estar con Él? Si simplemente quiero escuchar una serie de consejos morales o cumplir un precepto para ser bueno, seguramente se e olvide que Él está en el altar y me ha dirigido antes su Palabra.

“Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.»”

Si te encuentras con Jesucristo te encuentras con Jesucristo, no con el Jesús que a ti te da devoción o te gustaría inventar. La fe es un don que recibimos, que acogemos, y lo tenemos que hacer en su plenitud.. Es cierto que uno puede ir conociendo y profundizando en algunos aspectos de la fe, pero no puede ir inventándola o cambiándola.

Dentro de menos de un mes comenzaremos en toda la Iglesia un “año de la fe” No será un año de exclusiva reflexión: “Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe”. Y será un tiempo estupendo para dejar que el Señor nos abra el oído y podamos mostrar al mundo -aunque nos desprecie-, la maravilla del don de la fe en Jesucristo Redentor, de dejarnos acoger en los brazos providentes de Dios Padre y será un momento de especial efusión del Espíritu.

María es madre de la fe, ella nos muestra lo que desde la fe podemos hacer en nuestra vida. Pidámosle a ella que vivamos este año de la fe como un verdadero año de gracia.