No tengo ni idea de qué narices son las DNS del ordenador. Sé que son las siglas del protocolo que hace que el servidor  interprete la dirección web a la que has dirigido tu consulta por Internet y te responda lo que buscas (siempre que sepas buscar). Pues las DNS de mi servidor o de donde sea están mal. Ayer estuvimos toda la tarde sin Internet y esta mañana –aun diciéndome que las DNS esas siguen estando mal-, parece que nos vamos entendiendo. Si el ordenador y el servidor no se entienden parece que lo de Internet está llamado al fracaso.

“Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: _« ¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»” Hoy contestaríamos que por supuesto, que no vamos a destrozar la vida de una persona por un acto tan tonto como el matrimonio condenándole a convivir con su enemigo. Hay batallas que parecen perdidas, que poco a poco se han metido en la entraña de la sociedad y se dan como realidades inamovibles. Ya es difícil encontrar a alguien que entre su familia, amigos o feligreses no tenga a alguien divorciado y, por lo tanto, condenar el divorcio es como condenar a su primo al infierno. Ha nadie se le ocurriría hoy hacer una manifestación contra el divorcio. No es así y no debemos dar batallas por perdidas.

-«Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.” De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

El les dijo:

-«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

El Señor es muy claro, lo que pasa es que en muchas cosas no nos apetece luchar un poco y dejarnos nuestra vida en arreglar las cosas. Yo estoy convencido que el 99% de las parejas que hoy se casan es porque se quieren. Nadie les obliga, ni las circunstancias les aprietan incluso muchos llevan años viviendo juntos. Pero cuando vienen las dificultades no están dispuestos a luchar. ¿Qué pensaríamos si en la investigación contra el cáncer decidieran dejar de gastar dinero y esfuerzos en investigación pues sigue habiendo gente que se muere? ¿Qué diríamos de los trabajadores en los servicios de limpieza dejasen de hacer su trabajo pues las calles siguen ensuciándose? ¿Qué opinaríamos si facilitásemos el acceso a cualquiera de un arma pues la gente sigue matando? Muchas veces en el matrimonio no se evita el que entre la rutina, el aburrimiento, los engaños, las falsedades, las infidelidades y acaban disolviéndose y todo el mundo lo da por inevitable. La Iglesia no puede permanecer indiferente y nosotros, que somos la Iglesia, tampoco. Hay que defender el amor como don de Dios, ayudar, apoyar, aconsejar, acompañar, ser ejemplares y que no nos den gato por liebre. Si las DNS no funcionan llamo a un informático, a Telefónica, al inventor de la fibra óptica y a su madre…, pero quiero que Internet funcione ¿Por qué no hacen lo mismo los matrimonios cuando ven que su unión empieza a debilitarse?

Ponemos hoy en manos de la Virgen Madre del Amor hermosos a todos los matrimonios.