No sé cómo lo he hecho. Después de media tarde intentando sincronizar un iPod vía Wifi a través de un airPort con airPlay con la megafonía de la parroquia, y después de varios fallos y errores, lo he conseguido. Si alguien ha entendido algo es que usa ordenadores Mac, lo que yo no sé es cómo he podido escribir la frase anterior. No entiendo nada de informática (ahora ha llegado el que me interrumpe cuando escribo los comentarios y que sabe de informática a intentar hacer nosequé con la firma electrónica. Cuando intenta explicarme algo pongo cara de que le entiendo, pero en realidad no comprendo la mitad de las palabras que me dice). Lo único que sé es que con la informática hay cosas que, misteriosamente, funcionan en ocasiones. Que no las entienda es por ignorancia, así que me toca fiarme de los que saben.

«Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.» Esto decían los fariseos después de la expulsión del endemoniado del mudo. Tenían que explicarlo de alguna manera y como el que Jesús fuera el Mesías no entraba dentro de sus esquemas le alían con el enemigo. Hay muchos demonios mudos, que nos impiden decir lo que realmente pasa por nuestro corazón y nuestra alma, pero creo que estamos en la época de los demonios habladores. Tan malo es hablar poco como hablar mucho. Uno puede acabar diciendo muchas tonterías como la de “conectar un iPod vía Wifi…” sin saber muy bien lo que está diciendo. Y en la Iglesia hay mucho que hablan mucho. Ahora arremeten contra la encíclica del Papa porque no pueden entender que alguien diga lo que ellos no quieren oír. Por un lado y por otro. Son incapaces de dejarse sorprender por Dios, con un símil torero por la cercanía de San Fermín, han encajonado a Dios y quien diga lo contrario de lo que les viene a ellos bien miente o no se entera, sea el Papa o su prima. No diré yo que su vida espiritual sea inexistente, pero desde luego parece lineal. Podrán escribir preciosas poesías o hacer entrañables celebraciones, pero no se dejan sorprender por Dios, si les dice algo que no les gusta se convierte en el enemigo.

Nuestra vida no es lineal, es más vamos de sorpresa en sorpresa. Cuando uno se para a escuchar lo que le Espíritu Santo tiene que decirle, entonces dices admirado: -«Nunca se ha visto en Israel cosa igual.» Y descubre uno en su vida la compasión, la misericordia, el servicio, la entrega, la alegría. Con palabras del Papa se empieza a “oler a oveja” y sin hace distinciones entre churras y merinas, las mías y las del vecino.

Sólo dejándose sorprender por Dios es posible trabajar en su mies. Quien quiera trabajar su parcelita puede hacerlo, pero sembrará tomates y le saldrán nabos. Ojalá hoy nos preguntemos: ¿Me dejo sorprender por Dios? ¿Descubro en la fidelidad a la Iglesia la riqueza  de los dones de Dios? ¿Sé escuchar y sé callar? ¿Amo a Dios y a la Iglesia con pasión, a pesar de mis debilidades y defectos? ¿Soy cada día más misericordioso?

La Virgen nos enseña a ser verdaderos trabajadores en la mies del Señor, que ella nos enseñe a dejarnos sorprender por Dios, aunque sea a través de un iPad sin Wifi.