Hechos de los apóstoles 11, 21b-26; 13, 1-3

Sal 97, 1. 2-3ab. 3c-4. 5-6 

 san Mateo 10,7-13

 Hoy celebramos la fiesta de San Bernabé, Apóstol. El Papa Benedicto XVI dijo de él: “Tenemos que reconocer que el Apóstol es un ejemplo elocuente de hombre abierto a la colaboración: en la Iglesia no quiere hacerlo todo él solo, sino que se sirve de numerosos y diversos compañeros.”

Dios nos ha llamado a formar un pueblo. Eso significa que quiere que nos llama a participar de una misma salvación y también a vivir, ya en la tierra, en comunión. Uno de los lugares en que esto se expresa mejor es en la colaboración apostólica. Bernabé trabajó con Pablo Al principio fue el garante de que Pablo, antiguo perseguidor de cristianos, había abrazado la fe, aunque después se separaron por una pequeña discusión a causa de un tercero, Marcos.

Vemos pues, que Dios no elige ya a las personas que son perfectas para encargarles una misión, sino que en la misma actividad que les encomienda los va perfeccionando. Podemos entender así las palabras del Evangelio de hoy. En la indicación de no ir prevenidos se manifiesta también que hay que ponerse totalmente en manos de Dios. Podemos caer en la tentación, cuando trabajamos en una obra de evangelización, de creernos buenos. Las palabras de hoy nos ayudan a entender mejor nuestra colaboración con el plan de Dios: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.

Eso lo realizó san Bernabé quien, además, al salir en defensa de Pablo, en un momento difícil para este, demostró su grandeza. Porque con ese gesto mostró que lo primero es el Reino de Dios y que, estar a su servicio, significa potenciar a todos los que pueden contribuir al bien del Evangelio. Bernabé lo acompañó en su primer viaje apostólico y aunque posteriormente sus caminos se separaron ambos están en los orígenes de la Iglesia como columnas sobre las que se ha ido edificando.

La contemplación de la vida y misión de los apóstoles es para nosotros un acicate. En ellos recordamos que nosotros también estamos llamados a ser misioneros con nuestra vida. Que María, Reina de los Apóstoles, ruegue por nosotros.