Convivencia de la parroquia con 25 juveniles…, ¡agotador!. No se cansan nunca, se mueven mucho y duermen poco. Pero son un grupo de chicos y chicas majos: han rezado, meditado, jugado, limpiado, ordenado y dormido.., bueno esto último poco. Son grupos que hay que cuidar en la parroquia, de ahí saldrán los futuros catequistas, los padres de familia cristianos y esperemos que algunas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Cuidar a un grupo es cuidar a cada persona que lo compone, que se sienta valorado y que es querido de Dios. Lo vemos bien claro, cuando se quiere desprestigiar a un grupo se empieza por desprestigiar a sus miembros, al revés es más difícil, parece que el mal es más difusivo que el bien.

Al ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra, y que todo su modo de pensar era siempre perverso, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón.

Y dijo:-“Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me pesa de haberlos hecho.” Muchas veces me preguntan el por qué Dios permite el mal sobre la tierra. En el texto del Génesis de hoy está la respuesta. Lo normal, lo fácil, lo que hubiéramos hecho cualquiera de nosotros, al ver que la creación se ha corrompido por el mal uso de la libertad, hubiera sido romperlo todo, arrepentirnos de haberlo hecho y, una vez que todo esté destruido y si me quedan ganas, hacer una nueva creación. No permitir que el hombre pusiera en juego su libertad habría llevado a la aniquilación completa. Pero no todos usaron mal su libertad: Noé alcanzó el favor del Señor. Lo sencillo hubiera sido meterlo en el “Pack” y destruirle también, pero Dios nos mira a cada uno como único e irrepetible y por Noé la creación continua.

«Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.» La levadura del mal infecta a toda la masa y tenemos el riesgo de caer también en ella: “Estos son…”, “Aquellos otros tienen…”, “La forma de ser de estos…” En la Iglesia no hay grupos de malos y buenos pues amamos profundamente la libertad con la que Dios nos ha creado. Mientras se viva la doctrina y queramos seguir a Cristo en la Iglesia cada uno es irrepetible. Participará de un carisma, de una forma de ser o de una -antes lo llamaban así-, sensibilidad distinta, pero no anula su ser. hay pan para todos, pero cada uno su pan compartido por Jesucristo. Esto se ve muy bien en muchas parroquias, donde cada uno es distinto y cada grupo lo forman hijos de Dios de distintas formas de ser y procedencias. Si un párroco pretendiese que en una parroquia todos fueran iguales tendría que echar el cierre. Y lo mismo pasa en las familias, con miembros distintos pero todos unidos.

Mañana recibiremos la ceniza, procura obtener el favor del Señor no sólo para ti sino para toda la Iglesia y para el mundo. El sí de María no la implica exclusivamente a ella, cambia el mundo entero y la historia. Nuestro sí a Dios también puede cambiar el mundo. Créelo.