La Iglesia celebra hoy la fiesta de Santa Catalina de Siena (1347-1380). Fue una mujer de su tiempo que supo escuchar las necesidades del momento histórico que le tocó vivir. Entre las enseñanzas de esta santa podemos destacar la doctrina del “puente”: Cristo como mediador entre Dios y los hombres.

La primera lectura de hoy nos transmite este mensaje: Tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero”. Santa Catalina no solo predicó esta fe en Cristo como mediador, sino que la vivió en su propia carne ya que en varias ocasiones actuó como mediadora. Primero, cuando el Papado residía en Avignon, hizo todo lo posible por trasladarlo de nuevo a Roma. Más tarde, cuando ocurrió el Cisma de Occidente, Santa Catalina volvió a intervenir para que se diera la paz entre Florencia y Gregorio XI y para que Nápoles se adhiriese a la obediencia romana de Urbano VI. Su época no fue una época mejor que la nuestra, el Papado sufrió mucho y estaba muy desvalorizado, sin embargo, ella intervino para intentar solucionar estos problemas. Defendió la unidad en occidente, de ahí que sea la patrona de Europa. Es un ejemplo a seguir para todas las mujeres dentro de la Iglesia y un testimonio para cualquier cristiano. Actualmente hablamos mucho del papel de la mujer en la Iglesia, pues bien, en ella encontramos un modelo a seguir. Mujer valiente, aunque de salud débil, encontró en Cristo la fuerza para vivir su vocación dentro de la orden terciaria de Santo Domingo. Vocación que vivió como un yugo suave y ligero, pues unida a su Esposo, todo se le hacía llevadero. Corazón manso y humilde ante el pecado y el escándalo del hombre, que le llevó a hacer suyas las pobrezas de la Iglesia de su tiempo y a combatirlas con un amor misericordioso, pues según ella: “por mucho que el hombre esté inclinado a pecar, está Dios mucho más inclinado a perdonar”. Su correspondencia contiene un material de gran valor espiritual, lo que le ha valido el ser doctora de la Iglesia.

Fue canonizada por el Papa Pío II en 1461, el 4 de Octubre de 1970 es proclamada doctora de la Iglesia por Su Santidad el Papa Pablo VI, junto con Santa Teresa de Ávila. Fueron las primeras mujeres proclamadas doctoras de la Iglesia.

Hoy es un día para pedir, de mano de Santa Catalina, por la vieja Europa, por el continente que ha dado tantos santos/as a la Iglesia y que ha enviado tantos misioneros al mundo entero. Cómo dijo el Papa San Juan Pablo II en Santiago de Compostela, debemos recuperar nuestras raíces: “Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades” (9 de Noviembre de 1982). Recemos hoy, mediante la intercesión de Santa Catalina de Siena, por Europa. Reflexionemos sobre nuestro papel en este momento de la historia y pidamos al Espíritu Santo que nos conceda un corazón sencillo para que el Padre nos pueda dar a conocer lo que hay en su corazón. Señor, heme aquí ¿qué quieres de mí?