Continuamos con el relato del Éxodo. Dios le pide a Moisés que interceda por el pueblo de Israel ante el faraón. Dios le pide una misión a Moisés y para ello es necesario que Moisés ponga toda su confianza en Dios. Moisés debe apoyarse no en sus propias fuerzas, sino en Dios. En el Evangelio Jesús invita a coger su yugo, que es suave y ligero. La misión que Dios con confía se hace ligera cuando aprendemos a vivirla desde Él. Hay cansancios en el seguimiento que llegan por poner la confianza más en nosotros mismos que en Dios. Todo se nos hace pesado y cuesta arriba, pero recordemos que Jesús nos dijo que su carga era ligera.

En nuestro camino de liberación y de vida propongo para este día la cuarta “salida”: salid de la confianza en nosotros mismos para ponerla en Dios.

                  Hoy celebramos el día de la Virgen del Carmen, nuestra Madre es un modelo perfecto de poner la confianza en Dios. Ella, siendo una muchacha, recibió el encargo de una misión que superaba toda su capacidad. María fijo su mirada en Dios y no en ella misma, dejó que Dios fuera fuerte en su vida y le dijo: Hágase.

Me admiran las personas que Iglesia asumen mucha responsabilidad y se les ve llevando esa carga con ligereza y alegría. Me admira en concreto nuestro Papa Francisco, veo en él un corazón que ha puesto toda su confianza en Dios y que se deja guiar por Él en cada paso que da. Ser el pastor de la Iglesia universal es una carga considerable, sin embargo, le vemos lleno de vitalidad y de energía en todas sus intervenciones. Esto no significa que no le pese la misión que Dios le ha confiado, sino que está intentando vivirla confiado en Aquél que le encargó tal tarea.

Miremos nuestra vida y veamos de qué cansancios nos quiere liberar Dios. Fijémonos en todos los testigos que tenemos delante, como nuestro papa Francisco. Fijémonos también en nuestra Madre y aprendamos de ella a vivir la misión que Dios nos confía.