Las lecturas de este domingo nos hablan de la necesidad de auténticos pastores dentro de la Iglesia. Pastores que no se centran en ellos mismos sino en el rebaño y que pastorean a tiempo y a destiempo. Jesús, buen pastor, busca el descanso para él y para los suyos, sin embargo, la gente le sigue, y él se compadece de ellos.

Pero más que enfocar este comentario desde la necesidad de que existan esos pastores, me gustaría enfocarlo desde la gratitud de que ya existen muchos de esos pastores.

En mi opinión son muchos los buenos pastores que están entregándose dentro de la Iglesia, y no me refiero solo a sacerdotes, aunque también. Hay mucha gente comprometida de verdad, hombres y mujeres, que siguiendo los pasos de Jesús de desviven por completo por los demás. Desgraciadamente, tal y como dice un proverbio, hace más ruido un árbol que se cae en el bosque que miles que crecen lentamente. No digo que en nuestra Iglesia no exista falta de testimonio, digo que existen muchos buenos testimonios y que debemos resaltarlos. No quisiera dar la sensación de querer mostrar un rostro de Iglesia idealista, soy consciente de nuestras sombras y miserias, me gustaría mostrar un rostro de Iglesia en camino, realista, y que permanece en constante conversión.

Por poner un ejemplo me gustaría citar a los cristianos de la Iglesia de Tánger. Cómo ya comenté anteriormente, he tenido la suerte de estar cerca de un proyecto de voluntariado con jóvenes universitarios en Marruecos. Eso me ha permitido conocer más de cerca la Iglesia de allí, en concreto la Iglesia de Tánger. Todos los proyectos que la Iglesia desarrolla allí son proyectos sociales, pues por ley tiene prohibida la evangelización directa. Sin embargo, religiosos y religiosas, sacerdotes, laicos, están comprometidos con la realidad de este lugar. He podido conocer testimonios preciosos de entrega total por los pobres, los menores en situación de riesgo, las mujeres embarazadas solteras, los discapacitados, etc. Cuando leo este evangelio en el que Jesús va a descansar y la gente le sigue me acuerdo de la casa de las hermanas de Madre Teresa de Calcuta en Tánger. Es una casa abierta de par en par. Las hermanas están dispuestas a sacrificar incluso sus horas de tan merecido descanso si hubiera que acompañar a una madre al hospital para dar a luz. Con esto no digo que no tengamos que descansar, pues ellas se cuidan muy bien de tener sus momentos de oración y de retiro, pues sino no tendrían fuerzas para vivir su misión. Pongo este ejemplo como podría poner otros. Te invito a que sigas tú poniendo otros ejemplos.

Me gustaría acabar este comentario dándole gracias a Dios por todos los buenos pastores que nos regala en la Iglesia, por todos aquellos que están dando su vida por los demás. Señor gracias, y te pido que continúes llamando, pues la mies es mucha, que tu corazón conmovido siga moviendo a muchos a dar la vida.