Mirar la vida del Apóstol San Pedro es como mirarse en un espejo. ¡Qué fácil es reconocerse en él! Al mirar los pasajes del Evangelio en los que aparece la relación entre Jesús y Pedro ¡qué fácil es decir yo soy así!

El Evangelio de San Lucas nos narra hoy el inicio de la relación de Jesús con Pedro. En esa relación hay momentos de todo tipo: momentos de pasión, de lucidez, de meteduras de pata… Pedro es un hombre de altibajos, como yo ¿verdad?

Se entiende a sí mismo por la elección, Jesús le elige para una misión. Ser Piedra pero sin dejar de ser pescador. En Pedro va tan unida la vocación y la misión que su misión le cambia hasta la identidad  nombre de Simón a Cefas.

Pedro era un pescador. Jesús se sube a su barca y predica desde ella. Entra en lo propio de Pedro. Es llamado con su historia, con lo que él es.Vemos hoy en el evangelio que no pesca nada en toda la noche, y a la mañana siguiente Jesús se acerca con un grupo de gente que iba a escucharle y les pide las barcas para enseñar desde ellas. Cuando Jesús termina de hablar le pide que reme mar adentro, contesta que lleva toda la noche y no ha pescado nada, y aunque él sabe de su oficio se fía del “maestro” y echa las redes.  “Pescaron gran cantidad de peces”.  Cuando Pedro no tiene a Jesús no pesca nada. Una vez más Jesús le abre los horizontes, a partir de ahora será “pescador de hombres”.

¿Porqué pesca tantos peces? Porque se fía del Maestro. No piensa: ¿Cómo un carpintero me va a decir a mí pescador cómo pescar? Se fía, es humilde… Pedro lucha siempre con su propia historia, tiene momentos de luz, de pecado…Lo importante no es lo que Pedro es , sino lo que Cristo va a hacer de él. Jesús sólo necesita que le dejemos, que seamos dóciles. Sí, la docilidad es lo único que necesita el Señor para actuar en nosotros.