<<¿Te has enterado lo que le ha pasado a Mateo?>> Era la pregunta más inquietante que corría por las calles de Cafarnaúm. Era la comidilla de cada rincón. «¿Qué le ha sucedido para que deje su posición privilegiada ante Roma como recaudador de impuestos ? ¿Cómo se le ha ocurrido dejar su fortuna y futuro por ir detrás de un rabino andariego?»

Si la dicha en esta vida es el triunfo económico, destacar en tus posesiones y labrarte una carrera, la opción tomada por Mateo -el publicano- roza, como poco, la insensatez. No es sólo cosa de ayer también podemos pensarlo hoy. El hecho existe y hay que dar una respuesta. Pero para lograrla, es necesario cambiar la pregunta; digamos entonces: ¿con qué se ha encontrado Mateo para abandonar su modo de vida de un modo radical? La respuesta tiene un nombre: «misericordia».

Seguramente habías pensado en la palabra «Jesucristo», y habrías dicho bien, porque San Juan Pablo II en Don y Misterio afirma elocuentemente:  «Jesus con su palabra y su vida da un significado definitivo a toda la tradición antigua sobre la misericordia de Dios. Él mismo la encarna y personifica. Él mismo es la Misericordia.» (DM 2). Mateo no se encontró sólo con un profeta milagroso o un venerado maestro de la ley. Eso no le sacó de su mostrador. Y Jesús lo declarará  directamente a los que ahora le rechazan por haber llamado a Mateo y dejarse invitara comer en su casa: «andad y aprended…misericordia quiero y no sacrificios».  ¡Dad a los demás lo mismo que yo le he dado a Mateo! ¡Eso hace cambiar la vida de las personas!

A Mateo le venció el Amor-Misericordia de Jesús. Simplemente por acercarse a él cuando los demás escupían a sus pies cuando pasaba cerca. Simplemente por acogerle y elegirle como un predilecto de Dios cuando los demás lo maldecían como un maldito traidor. Esa Misericordia gratuita de Cristo tiró de él como un poderoso imán. En Cristo encontró la ternura (rahamin) de Dios que jamás pensó merecer. Por eso Mateo reconoció a Jesús como Dios vivo, porque recordó las palabras del salmo 145: «el Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, el Señor es bueno con todos, cariñoso con todas sus criaturas».

Los hombres tienen esperanza en Dios, pero Dios también tiene esperanza en tí. La tiene y siempre la tendrá, eso también significa… Misericordia. Es la experiencia radical del cristiano. Es el DNI de Dios. Es el atributo divino donde se expresa en plenitud la omnipotencia de Dios, como decía el genial Santo Tomás. Porque los egoísmos, las ambiciones, las pasiones, el dinero o el poder pueden oscurecer y hasta corromper el corazón de sociedades enteras, pero el Amor de Misericordia con que Dios nos ama (también a través de muchos testigos entregados) es siempre capaz de recobrarlo. ¿No es eso lo que todos hemos experimentado alguna vez en nuestro camino cristiano?

Díselo hoy, en la llamada que hagas a ese familiar, en la relación con tu compañero de trabajo, antes de coger el libro para estudiar, en el momento que tengas que ocuparte de la persona enferma, en el wasap o twitter que escribas a tu grupo… En todo lo que tengo y en la pobreza de lo que soy: «Doy gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia».