El martes de esta semana fue el día de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, hoy la Iglesia nos habla de los ángeles custodios. Dice el número 336 del Catecismo de la Iglesia en relación a ellos: “desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. «Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida» (San Basilio Magno). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.

Recuerdo de mi infancia que la oración antes de dormir al ángel de la guarda, me hacía sentir arropada y protegida. Esa fe de los niños, sencilla y fresca, no debemos de perderla nunca. Es cierto que nuestra fe está llamada a crecer y a madurar, pero está llamada a mantenerse siempre limpia e inocente como el corazón de un niño. En el evangelio de hoy Jesús nos vuelve a hablar de los niños, nos invita a ser como ellos, para entrar en el Reino. Rescatemos en este día al niño que todos hemos sido y que llevamos por dentro.

Me gustaría compartir con vosotros el testimonio de Miriam, una niña iraquí que tuvo que huir de su país por la persecución que sufren los cristianos allí. Una televisión protestante se acercó al campo de refugiados donde estaba Miriam con su familia y le hizo una entrevista. Hablan en árabe y los subtítulos están en inglés, pero merece la pena verlo, os dejo el enlace al final del comentario. Este testimonio me dejó impresionada, primero por tomar una vez más conciencia de lo que están sufriendo nuestros hermanos cristianos perseguidos, y segundo por la fuerza del perdón y de la misericordia en la vida de esta niña. Es un testimonio que no deja indiferente a quien lo ve. Nadie debería sufrir hoy en nuestro mundo por causa de la fe, pero menos aún los niños.

Es cierto que los ángeles nos cuidan y protegen, pero también es cierto que nosotros podemos protegernos y cuidarnos a través de la oración. Os invito a rezar hoy en vuestra oración por todos los niños que sufren en nuestro mundo. Sabemos que nuestra oración es escuchada y que Dios la hace llegar donde más se necesita. Pidamos por los niños y niñas que viven en situaciones de pobreza material, de violencia y guerra, de exclusión, de marginación. Ofrezcamos este día por ellos. Seamos hoy para ellos sus ángeles custodios a través de la oración.

Testimonio de Miriam: