Continúa avanzando el Sínodo. Estoy convencido que será un momento de Gracia para toda la Iglesia. Y cada día estoy más convencido porque cada día leo menos noticias sobre lo que está sucediendo, no digo que no las publiquen, sino que no las leo. Puede parecer una huida, un esconder la cabeza, un no querer saber. Sin embargo cuando leía las noticias me presentaban la Iglesia dividida, peleada, desestructurada y como una gran lucha de poder. No digo que eso no exista, pero eso no es la Iglesia.

“Vestíos de luto y haced duelo, sacerdotes; llorad, ministros del altar; venid a dormir en esteras, ministros de Dios, porque faltan en el templo del Señor ofrenda y libación. Proclamad el ayuno, congregad la asamblea, reunid a los ancianos, a todos los habitantes de la tierra, en el templo del Señor, nuestro Dios, y clamad al Señor”. La Iglesia no son los dimes y diretes, los correveidiles ni los falsarios. La Iglesia la veo en un Papa que reza, en Obispos y sacerdotes fieles a su misión de anunciar el Evangelio en todas las partes del mundo, en los cristianos perseguidos por su fe, en los niños de catequesis y sus padres, en el que ahora entra en la parroquia a hacer una visita a Jesús Sacramentado, en los que están ofreciendo su trabajo al Señor y van cambiando el mundo, en los que dedican un rato de su tiempo a cuidar de los enfermos y en los propios enfermos que esperan con ansia la llegada de la Comunión.

“Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan?

Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Nos quieren presentar una Iglesia rota y dividida. Pero las opiniones del Obispo tal o del teólogo cual no llegan a ser ni un rasguño en el Cuerpo de Cristo que camina entre las zarzas del mundo. Nos lo quieren vender como si esa fuera la única realidad y no lo es. Nos lo vende un reino dividido por el pecado que es el mundo. La gran tarea del demonio es dividir a la Iglesia (al mundo ya lo ha dividido y nos quiere dar lecciones de respeto y tolerancia), pero el demonio no conseguirá su objetivo. Estamos en buenas manos, las del Espíritu Santo.

“El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”. Nos dará lástima que algunos se pasen la vida desparramando, pero son los menos, mucha gracia y misericordia de Dios sigue derramándose sobre el mundo y la Iglesia, sólo hay que abrir bien los ojos.

La Virgen Madre de la Iglesia sigue cuidando de sus hijos, y hay tantos buenos y fieles. Prefiero mirar la belleza de la madre que criticar sus arrugas.