El Evangelio de hoy, aunque es para la mayoría de nosotros muy conocido nos propone un gran reto: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma , con toda tu mente , con todo tu ser. Quisiera detenerme en esta primera parte, ya que solo desde aquí podremos amar verdaderamente a nuestro prójimo.

El Papa Francisco comenta al respecto que en realidad, con frecuencia se sigue viviendo como si El no fuera el único Dios y como si existieran otras divinidades a nuestra disposición. ¿Quién es mi Dios?

Jesús es muy pragmático en este sentido y en otra parte dice: Donde esté tu tesoro allí estará tu corazón (Mateo 6,21) ¿Cómo sé donde está mi tesoro? Quizás podríamos mirar: ¿A qué le dedico más tiempo? ¿Cuál es mi mayor preocupación? ¿Hay algo que me desvela o me quita el sueño? ¿Qué ocupa mi mente durante un día? Cuando tomo una decisión, ¿qué es lo que realmente tomo en cuenta? ¿Qué me hace elegir un trabajo u otro? ¿Qué es aquello a lo que no puedo renunciar llueve, truene o relampaguee? En los momentos de discusión con los demás, ¿quién gana? ¿Mi tener que quedar por encima , mi orgullo o Dios?

Que Dios nos pueda dar mucha sinceridad con nosotros mismos para ver quien es mi Dios en la práctica y nos lleve a la gran libertad de tenerle a El como único Dios.