Hoy mucha gente habla de todo, opina de todo e ignora casi todo. Es difícil encontrar a alguien que sepa escuchar y no quiera “meter baza” en cualquier conversación. Parece que somos todos políticos que en vez de escucharse se echan cosas a la car a uno al otro. E conocido grandes meteduras de pata por no saber enviar a alguien al especialista y querer opinar sobre lo que casi no se sabe. Nos encanta hablar.

“El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio”. En ocasiones los católicos no nos damos cuenta de la responsabilidad que tenemos. Si hay libertad no tenemos que vivir nuestra fe a escondidas, vamos a Misa públicamente, pasamos por la Iglesia a hacer una visita a Jesús en el sagrario y, si el tiempo y las circunstancias nos lo permiten, echamos una mano en la parroquia. Para mucha gente que no cree somos los “especialistas de la fe” y si tienen alguna pregunta vienen a cuestionarnos. Incluso aunque no nos pregunten directamente miran nuestra vida para saber cómo se comporta uno que dice creer en Dios. Por eso escandalizan tanto los pecados de los sacerdotes (¡hay que rezar tanto por nuestra conversión!), o los escándalos o corruptelas de aquellos que sabemos son católicos. Nadie dice: “Fíjate en este que ha defraudado tantos miles de euros y es sintoísta” pero sí dirán: “Fulanito, tanto ir a Misa y luego defrauda al estado.”

Por eso es necesario hablar con palabras y con nuestra vida y para hablar hay que saber. “El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida”. Hoy termina la larga conversación de Jesús con Nicodemo. Nicodemo sabe escuchar, pregunta lo justo y se queda lo escuchado en la cabeza y el el corazón. Y después hablará, con Pilato y dando sepultura al cuerpo de Jesús, cuando todos los demás callan. Y hablará entre los fariseos, cuando todos están en contra de Jesús. sabe escuchar aunque él se considerase un experto en “las cosas de los alto.” Descubre que Jesús tiene mucho que enseñarle y no duda en aprender. Tristemente hoy muchos no quieren aprender ni escuchan a sus mayores, todo es innovación y así casi todo es equivocación.

Aprendamos a escuchar y aprendamos a hablar (aunque se enfaden con nosotros,¡), con nuestras palabras y nuestra vida. Tenemos mucha responsabilidad en la marcha del mundo. Que María nos ayude a descubrir el don del Espíritu Santo para anunciar al mundo a Cristo Resucitado.