La vida es complicada, o nos la complicamos, o nos la complican…, ¡yo qué sé!. En ocasiones me encuentro yo mismo o me encuentro con personas que necesitamos retirarnos a un sitio apartado a estar con Jesús, hacer unos días de retiro espiritual, o al menos unas horas y poder decir. “¡Qué bien se está aquí!”. Pero esos días son lo excepcional en nuestras vidas. Lo normal es que tengas un día ajetreado, que tengas que ir a cuatro sitios y aparezcan treinta y seis personas con problemas diferentes desde el fotógrafo de la primera comunión, al bautizo de su hijo, los papeles para casarse o un problema económico o familiar. Y mientras atiendas a esas personas te van llegando correos electrónicos, mensajes al teléfono y se estropea la caldera. En medio de todo eso en ocasiones te dan ganas de decir: ¡Basta!, me voy unos días para poder rezar tranquilamente…., hasta que te das cuenta que tienes que rezar en medio del barullo.

“Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: – «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban”. Tenemos que aprender a encontrarnos con Jesús e medio del viento y del oleaje de la vida. Por supuesto es muy recomendable hacer unos días al año de Ejercicios Espirituales, descansar el alma y el cuerpo junto a Jesús en un sitio apartado y tranquilo, pero el día a día también hay que vivirlo sabiendo que Jesús está a nuestro lado y por eso no hay nada que temer. Aunque el niño llore, la suegra esté enferma, el trabajo nos aturda o la falta de trabajo nos agobie, aunque me recuerde el calendario del teléfono eso de “hoy tiene un día ajetreado, tiene previstos dieciséis eventos para hoy”…, allí está Jesús a nuestro lado. Sería un engaño pensar que la vida auténtica del cristiano es la que nos aparta del mundo (excepto para aquellos que reciben una vocación contemplativa, que lo que hacen es llevar el mundo a Dios desde el silencio y la oración). Para casi todos los cristianos la vida tiene mil actividades y en ellas podemos, debemos encontrarnos con Cristo. Si en algo de lo que tenemos que hacer en este día no podemos encontrarnos con Jesús es que nos hemos equivocado de barca.

En este sábado muchas personas aprovecharán para el ocio, o para acompañar el ocio de sus familias, o para hacer obras de misericordia como atender a un enfermo o cuidar de los que más lo necesitan. Hagamos en nuestro plan un huequecito para que nos acompañe la Virgen, y con ella Jesús y con ellos vivir sin miedo.