La pasada semana conversando con un joven me comentaba, en una actitud muy radical, como veía él la situación de los matrimonios de hoy en día, el alto indice e rupturas y como se podía solucionar. Este planteaba que si tenían tantos problemas, discusiones y no se soportan es porque no rezan y no quieren ser fieles al sacramento o no van a Misa. A menudo, algunas personas ponen listones demasiado altos a los demás en sus vidas o lo intentan en las propias. lógicamente fracasan al no conseguir lo que se habían propuesto. Esta sensación es muy desconcertante y te hace perder la confianza en los demás y en ti mismo.

Quizás hacer más oración podría ayudarles en su relación, sobre todo en ver a Jesús en su cónyuge y buscar soluciones a sus problemas. La gracia sacramental es fuerza para la debilidad y comunión con las personas. Pero, espiritualizarlo todo, olvidar la complejidad de aspectos y factores que hay y mirar hacia otro lado con soluciones simplistas o aparentes a la galería no va a arreglar nada. Le respondí trayendo a la conversación lo que le estaba pasando últimamente con la chica que sale y los problemas de comunicación que tienen.

Elías afronta de cara el problema que tiene su pueblo de infidelidad al Señor, distrayéndose y siendo infiel con el culto a otros dioses como Baal (¿Hasta cuándo vais a estar cojeando sobre dos muletas?). Son unos hipócritas en su vida y los sacerdotes de Baal unos farsantes porque sólo existe un Dios verdadero. Elías confía en Dios y cumple su voluntad por ello afronta el problema desenmascarando al falso dios y sus seguidores para ayudar a sus paisanos.

Jesús no va de radical por la vida y mira con mucho sentido común la naturaleza humana. La prepotencia no es su actitud. El viene enviado por el Padre, fiel a la misión salvadora que le ha encomendado. Hoy Jesús, con mucho sentido común, destaca la importancia de los mandatos de Dios, su voluntad, su ley y como él viene a completarla, a darle plenitud en continuidad con lo revelado hasta el momento. El valora de verdad la ley de Dios, la ama y la vive convencido, igual que Elías. Todo lo contrario de los fariseos, que la observan con falsedad, para guardar apariencias y utilizarla en su provecho de forma elitista. En el fondo no la aman, ni la valoran, son indiferentes y su actitud prepotente y soberbia les hace colocarse por encima de todo y por eso exigen a los demás lo que ellos no viven, ni cumplen. Esto nos suena hoy. Es la actitud de algunos personajes famosos. El Señor lo sabe y por eso les hace y nos hace la advertencia de hoy: no seáis hipócritas.