Estos días en que estamos siguiendo el capítulo 10 de San Mateo nos encontramos no sólo ante mandato de evangelizar sino que también el Señor nos está mostrando el modo en que tenemos que desempeñar esta tarea así como las virtudes propias del apóstol.

Nos ha explicado qué herramientas hemos de usar para dicha misión y todas se han reducido a una: La confianza.

Hoy el Señor nos indica el modo en que hemos de anunciar la buena noticia: a plena luz y desde las azoteas. Con ello el Señor nos está indicando la necesidad absoluta que tiene el mundo de hoy de la Buena Noticia.

Precisamente la sociedad actual lo que pretende de la fe es reducirla al ámbito de lo privado, de lo oculto. Esto tiene una única finalidad: Conseguir que la fe sea irrelevante, es decir, que no diga nada a nuestra vida. Queda así la fe reducida a una emoción o sentimiento. Así la fe no genera vida sino que me hace sentir bien o mal pero una cosa es lo que uno cree y otra lo que uno vive.

No es así como Jesús nos plantea la fe. Por ello la Buena Noticia no es para lo privado sino para anunciarla a plena luz y desde las azoteas. Es decir, la fe ha de ser pública para que genere cultura y así el mundo sea transformado.

El 26 de septiembre de 2009 en su vuelo hacia la República Checa  un periodista le preguntó a Benedicto XVI: Santidad, la República Checa es un país sumamente secularizado en el que la Iglesia católica es una minoría. En esta situación, ¿cómo puede contribuir eficazmente la Iglesia al bien común del país?

El papa respondió: Yo diría que normalmente son las minorías creativas las que determinan el futuro y, en este sentido, la Iglesia católica debe comprenderse como minoría creativa que tiene una herencia de valores que no son algo del pasado, sino una realidad muy viva y actual.

¿Qué es una minoría creativa? Una minoría capaz de generar prácticas relevantes para nuestra época en las que vivir una plenitud humana, y en ella, una plenitud divina.

Una minoría creativa es, por tanto, la que a plena luz y desde las azoteas para que se escuche bien es levadura que fermenta el mundo.

Que María, Madre de la Luz, Madre de Cristo, nos enseñe a nosotros a ser luz en medio del mundo en el que vivimos.