Es sorprendente cómo se parecen los relatos del libro de los Hechos de los Apóstoles a los Evangelios. En muy pocos versículos se cuenta la actividad frenética y la predicación de Bernabé, Juan Marcos, Pablo y los demás, ¿no nos recuerda a las jornadas de predicación de Jesús en el Evangelio? La celebración de la Pascua de hoy nos permite revivir en nuestra vida, con asombro, el poder y la originalidad del Espíritu. Leer durante la Pascua las Actas de los Apóstoles nos ayuda a descubrir cómo el Evangelio se hace presente también, hoy como entonces, en nuestra historia, en nuestras parroquias, asociaciones, movimientos, en la Iglesia de hoy. ¿No descubrimos esta misma actividad en muchos lugares? Sí, es probable que pensemos que hacemos muchas cosas pero que no dan mucho fruto… ¿Qué pensarían Pedro, Pablo, Bernabé…? Hoy, como entonces, “no podemos callar lo que hemos visto y oído”, “siervos inútiles somos, lo que teníamos que hacer, hemos hecho”. ¡Qué bonito sería poder descubrir en nuestras comunidades esta actividad frenética, la misma de los Apóstoles, la misma de Jesús! ¡El Señor hará que produzca frutos!

El Señor ha venido como Luz al mundo y nos ha enviado también a nosotros como luz, y la luz debe colocarse en lo alto para que alumbre a todos los de la casa. Que seamos capaces de iluminar para que el mundo crea y se salve. Para esto ha venido Jesús al mundo.