Los cristianos tenemos una responsabilidad ante el mundo porque a nosotros se nos ha concedido conocer a Jesucristo y su salvación. A nosotros se nos han mostrado s los misterios escondidos antes de la creación del mundo. Para nosotros se abren constantemente los secretos de la Escritura y por eso tenemos una responsabilidad ante los demás hombres para los que permanecen ocultos. Es cierto que no somos capaces de penetrar todo y que no todo lo entendemos; estamos en camino y tenemos que continuar sentados a los pies del Señor como María la hermana de Marta y Lázaro escuchando su enseñanza. Pero no debemos esperar a estar absolutamente seguros de todo para poner ante los hombres aquello que hemos visto y oído.

El evangelio de hoy nos recuerda que el mundo nos espera, espera la manifestación de los Hijos de Dios y gime y grita esperando nuestro anuncio, nuestro testimonio, porque nosotros gustamos y vemos lo bueno que es el Señor, contemplamos, como el pueblo de Israel en el Sinaí, la gloria del Señor.