En contraste con el caso del joven rico, hoy se nos presenta el de una joven palestina de un pueblo muy pequeño llamado Nazaret. Esta joven se encontraba además en una situación poco favorable, ya que estaba recién comprometida en matrimonio con un hombre cuyo nombre también se conoce: José.

Las palabras de “alégrate llena de gracia, el Señor está contigo” significan que ella ha encontrado gracias, complacencia a los ojos de Dios y por su reacción de turbación se nota que ella sí que se dejó mirar de esa forma por Dios. Esa mirada la llega tan hondo que se deja cambiar sus planes desde lo más profundo. Junto con esa experiencia de amor va también la confianza de todo un Dios que le confía ser la madre de su querido Hijo. María podría haber puesto muchas pegas a Dios ya que estaba  a las puertas de crear la familia de sus sueños. Sin embargo María solo busca comprender lo que Dios le está proponiendo ya que supera toda lógica humana: “¿Cómo será eso, si no conozco varón?” María ni siquiera deja que su propia lógica la frene en escuchar a Dios a fondo y hasta el final. Esta actitud se mantuvo hasta el final de su vida en ésta tierra.

María es reina porque se dejó mirar por Dios como una reina. Ella nos invita a dejarnos mirar así por Dios a cada uno de nosotros: desde el bautismo sacerdotes, profetas y reyes. María reina es un impulso para cada hombre de esta tierra a descubrir que hemos encontrado gracia, complacencia y amor a los ojos de Dios y que El nos elige para llevar a Cristo en nuestras entrañas y mostrarle al mundo a través de nuestros gestos y palabras.