En el Evangelio de hoy Jesús nos muestra la forma de vivir de un cristiano como servidor de los demás. Esta forma de vivir la contrapone a los fariseos o al espíritu fariseo que tan fácilmente se puede introducir en la forma de pensar de toda persona, también del cristiano.
La falta de coherencia y de autenticidad es lo primero que denuncia Jesús: “Haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.”
Dar consejos a los demás es algo que a algunas culturas nos resulta bastante fácil; nos suele gustar opinar ante la vida de los demás. También hoy nos podemos preguntar ¿Qué estoy dispuesto a hacer por las personas más cercanas a mi vida? Recuerdo cuántas veces en mi vida una compañera de clase o alguien de mi familia me contaban un problema que tenían y yo les escuchaba y después les solía decir, si la persona era creyente: “Rezaré por ti.” Eso no está mal, porque hoy sigo creyendo en la fuerza de la oración, pero al mismo tiempo me doy cuenta que no estaba dispuesta a involucrarme más allá.
Hay personas que están llevando una cruz muy pesada en sus vidas y quizás hasta más pesadas de lo que son capaces de llevar y les está causando tristeza, amargura o hasta les está rompiendo internamente. Dios me estaba llamando en esas personas no sólo a darles consejos o rezar por ellos sino a ser su servidor, que pone también su hombro para ayudar a cargar esos problemas.
A veces se trata de cosas tan sencillas como cuidar unas horas del hijo de mi vecina madre soltera, para que ésta pueda irse a hacer la compra o pueda buscar trabajo. Jesús nos invita hoy a ser sencillamente hermanos, a estar cerca de la personas y todo esto sin hacer diferencias o acepciones de personas, ya que uno sólo es nuestro Maestro y Padre.
Para poder vivir ésta invitación a ser hermanos y servidores de los demás necesitamos contemplar a Jesús en evangelios como los de hoy. Que podamos dejarnos cautivar por la persona de Jesús, por su forma de acercarse a las mujeres y niños, a los extranjeros, a los marginados, por la libertad que vivía frente a los líderes religiosos de su tiempo, etc. Jesús toma éste camino de ser servidor sin buscar aplausos o reconocimientos, porque de verdad le interesamos los hombres y no quedar él bien.
Señor Jesús, ¡tu autenticidad en el amor nos cautiva, por ello déjanos seguirte por tus caminos de servicio!
Después de un rato de oración, vuelvo a considerar las Palabras de Jesús: «haced lo que os digan y no hagáis lo que hacen».
Jesús abre siempre la mirada a la realidad, no desea que nadie viva con una «venda» sobre los ojos que le impidan ver, no sólo el mal y sus consecuencias, sino todo cuanto es bueno y honesto.
La apariencia, no deja muchas veces conocer en verdad quién es el otro-a y si bien es cierto, no
queremos prejuzgar por temor a incurrir en error, siendo injustos y haciendo daño. Es cierto que la evidencia de un sólo gesto, dice más que toda las palabras.
En otro pasaje de la Escritura, se relata que Jesús, ante el recelo y duda que despertaban algunas de sus palabras, quiso despejar los miedos y sospechas de sus discípulos: «Si no creéis en mis palabras, creed en mis obras».
Los cristianos-as, del Siglo XXI, tenemos un reto ineludible: vivir la coherencia en el obrar. Si no hacemos verdad creíble cuanto decimos de la Palabra, en vano será anunciar el Evangelio. Hoy nadie cree ya en meras palabras, hemos madurado en la fe, nos hemos impregnado del mensaje evángelico, nos falta sí, a todos coherencia de vida, testimonio de Amor y Misericordia.
Gracias. Miren Josune
Doy gracias a Dios por los comentarios que nos deja.
Me hacen mucho bien y el Señor me habla por medio de ellos.
Gracias de todo corazón.
Un abrazo de paz.
estoy pasando un momento difícil físicamente ,no pensé nunca que con mi carácter fuera a estar tranquila en este transe ,pero el señor me esta dando la paciencia necesaria y estoy contenta de que mis hijos puedan ver que el señor me sostiene .es verdad que hay que hacer lo que ellos dicen pero como casi siempre no hacer lo que ellos hacen ,es muy fácil decir rezare por ti pero no estar dispuesto a estar al pie de una cama acompañando en el dolor .gracias por estar aquí a diario .
Francisca ya sabes aquéllo de «obras son amores y no las buenas razones»
Tienes toda la razón y yo diría que hasta el derecho a ser acompañada en tú dolor, tener a tu lado una presencia que te consuele e infunda esperanza.
En la vida descubres quién es el auténtico-a seguidor-a de Jesús por esos gestos de cercanía y Misericordia. ¡Ánimo! Hoy voy a ofrecer la Eucaristía por tí, para que poco a poco, con paciencia te vayas recuperando.
No tengas miedo, Jesús estará siempre contigo y te dará toda la fuerza que necesitas.
Un abrazo grande. Miren Josune