Ya he visto que ha generado una gran preocupación mi tabaquismo, rezad más por mí.

Ser párroco es, en parte, como ser madre. Además de los oficios que se te suponen (la celebración de los Sacramentos y la oración por el pueblo de Dios encomendado), tienes que acabar aprendiendo el oficio de psicólogo, electricista, pintor, técnico en informática, bloguero, limpiador de metales, gestor, administrador, contable y “desfacedor de entuertos”. Las madres hacen todo eso y encima cocinan bien. Muchas veces los días comienzan a las cinco de la mañana y terminan más allá de las once de la noche. Hay momentos en los que uno se encuentra cansado, y entonces el Esp´ritu Santo se encarga de mandarte a esa señora que te dice según vas a cerrar: “¿podría encargar unas Misas? “  Y como le digas si puede venir mañana antes de alguna Misa a la sacristía, se ofende y te dice : ¿pero qué tiene usted que hacer en todo el día?. Dudas entre asfixiarla con tus propias manos o bajar la cabeza y apuntar las Misas, en la mayoría de los casos he optado por la segunda.

«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: «En seguida, ven y ponte a la mesa»? ¿No le diréis: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»?

Ante este Evangelio el sindicato de sirvientes preparará una huelga general y un par de escraches frente a la puerta del Sagrario. Podría parecer inhumano e injusto si no fuese porque escuchamos esta lectura en medio de la celebración de la Eucaristía.

¿Quién de vosotros, …. Tenemos una respuesta clara: Jesucristo. La segunda persona de la Santísima Trinidad se. ¡Qué encarna en las entrañas purísimas de María, toma nuestra condición carnal, se cansa, trabaja, ríe, llora, se entrega, es crucificado, resucita, no nos abandona, nos da el don del Espíritu Santo, se queda con nosotros todos los días hasta el fin del mundo y nos dice: “Ven siéntate a la Mesa”. La mesa de su entrega por cada uno de nosotros. Podríamos decir que Dios se ha hecho nuestro criado siendo el Señor. Nunca nos daremos cuenta del valor impresionante e incalculable de cada Eucaristía. Dios te invita y la prepara.

Por eso cada día entiendo menos a los que llegan tarde a Misa por costumbre, a los que vienen como oveja llevada al matadero, a los que se creen que están haciendo algo muy meritorio por estar en la Misa. Siervos inútiles somos y el Rey de Reyes se pone a servirnos.

Por cierto, mira que han pasado años y aún hay personas que me preguntan desde qué momento de la Misa vale para cumplir el precepto dominical: ¿Antes del Evangelio? ¿Durante la homilía? ¿en la epíclesis aunque no sepa lo que es? El mandamiento de la Iglesia es muy clarito: Oír Misa ENTERA…, y entera es entera, desde el principio hasta el final, desde “En el nombre del Padre” …, hasta el “podéis ir en paz”. Es cierto que uno puede tener un contratiempo: el niño se hace todo encima, pinchas la rueda, hay atasco, etc. Ahí no hay maldad, pero si en vez de ir a la hora justa procuras llegar 15 minutitos antes para prepararte bien, si hay un contratiempo te dará tiempo a llegar. Y si tienes algo muy urgente que hacer al terminar la Misa, quédate con el Importante y después saldrá mejor lo urgente.

“Los que confían en él comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque la gracia y la misericordia son a para sus devotos y la protección para sus elegidos”.

Cuántas veces ayudaría Jesús a la Virgen y a san José. Cuántas veces San José y la Virgen ayudarían a Jesús. ¡Qué admirable intercambio! Dios te dice hoy: ven, siéntate a la mesa y te iré sirviendo.