Muchas veces nos encontramos con diversas complicaciones en nuestra vida diaria, especialmente en los trabajos, para poder ser fieles al Evangelio del Señor o para celebrar el Día del Señor, el domingo. Que decir cuando llega la cuaresma o queremos hacer ayuno sin que nadie se de cuenta, la dificultad para poder pasar desapercibidos, o dar explicaciones. Esto no es nada con lo que tienen que pasar día a día los cristianos perseguidos en muchos países del mundo. Arriesgan su propia vida si quieren vivir su fe y ser fieles a Dios.

 

Así les pasa hoy en la primera lectura a estos cuatro jóvenes judíos que son seleccionados para el servicio del rey pagano de Babilonia. Me parece muy instructiva y valiosa la enseñanza de este pasaje. Ante la decisión que le puede llevar a perder la vida por no obedecer al rey, o desobedecer a Dios para no ponerse en peligro, optan por ponerse en manos de Dios y usar el don de la inteligencia que nos da el Espíritu Santo. Al final, estos jóvenes creyentes consiguen ser fieles a Dios y respetar el poder terrenal en el que conviven.

 

Daniel, Ananías, Misael y Azarías, sin dudar en ningún momento de respetar la ley de Dios, buscaron la manera de llevar a delante las órdenes del Rey Nabucodonosor. Su fe y nobleza de corazón para vivir la Verdad, les lleva a actuar con inteligencia. El Señor les ayuda y les ilumina. Y el resultado es mejor de lo esperado. Nosotros, en muchas ocasiones somos vagos, dejados y timoratos. Y ante decisiones parecidas, con riesgo de perder el trabajo o de no ser aceptado social o familiarmente, rápidamente caemos en la tentación de dejar a un lado nuestros valores evangélicos, la voluntad de Dios y diluirnos en la masa, haciendo lo mismo que los demás.

 

¿En cuantas ocasiones suspendemos nuestros principios cristianos o no preguntamos a Dios que quiere que hagamos, por miedo al que dirán o a que nos humillen? No terminamos de caer en la cuenta, de reflexionar, lo débil que es nuestra fe o la cobardía y la falta de amor a Dios que tenemos ¿Puede ser tan baja nuestra autoestima que ni siquiera nos planteemos por un momento que solución nos ofrece el Señor?

 

Trabajar y emplear los dones que Dios nos da con laboriosidad y humildad, nos ayudan a seguirle y vivir su voluntad afrontando con éxito cualquier dificultad. El problema es que no lo hacemos. Nos creemos o aparentamos que somos autosuficientes, y no es así. Tenemos que aprender de estos jóvenes judíos en un ambiente hostil o de la viuda del evangelio que ofrece a Dios todo lo que tiene para vivir. A Él le debe todo y es el que le ayuda y salva su vida. Utiliza la inteligencia y esta te llevará a abandonarte en Dios, a confiar en Él, a dejarte iluminar por su sabiduría para hacer el bien, lo bueno, lo constructivo, lo que quiere.