OH, LLAVE DE DAVID, QUE ABRES LAS PUERTAS DEL REINO ETERNO, VEN Y LIBRA A LOS CAUTIVOS QUE VIVEN EN TINIEBLAS.

El profeta Isaías afirma: “pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá” (22,22). El palacio del rey es el mayor símbolo de autoridad y representa a todo el reino; es símbolo de justicia, protección y estabilidad. Estaba situado en Jerusalén, cerca del templo que proyectó David y levantó Salomón en el monte Sión.

En las promesas mesiánicas aparece la ciudad santa y el templo como símbolo del reino que está por venir: la nueva Jerusalén. En ella está también el palacio de David, lugar del gran rey. Todas estas alusiones iluminan el título de “Llave de David” referida al Mesías.

El palacio en que vivió David fue destruido, así como el templo y el resto de la ciudad. Por eso, las profecías aluden a una realidad futura no sujeta a los avatares trágicos de la destrucción. La nueva Jerusalén, el nuevo templo, el nuevo palacio son obra de Dios, y no pasarán jamás ni serán destruidos. Su poder y justicia serán permanentes.

Jesús es la llave de ese Reino que Dios Padre le ha entregado, y abre o cierra su puerta a quien quiere. El sentido simbólico de las llaves nos habla de la propiedad y de la autoridad. El propietario tiene también la potestad de entregar esas llaves a otro que le represente: Jesús lo hace con Pedro, cuando le entrega las llaves del Reino de los Cielos. Sólo con la llave se puede abrir y cerrar la puerta.

Antaño, las ciudades amuralladas y castillos eran el refugio del pueblo cuando venían los invasores. Una vez cerrado el puente levadizo, no se podía entrar ni salir. Son épicos algunos relatos de conquistas de ciudades amuralladas (como Masadá). Simbólicamente, nosotros vivíamos fuera del castillo, sometidos a la tiranía del pecado, cautivos de la tiniebla de la ceguera, que nos impide ver a Dios.

Pero el Señor, que tiene piedad de nosotros, anuncia que el Mesías, Llave de David, va a abrir la puerta del castillo para que, liberados de nuestra cautividad, podamos entrar en la nueva Jerusalén, el reino eterno, cimentado sobre roca firme.

 

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Versículos del Aleluya (Leccionario).

(dom) 17 de dic.: Oh, Sabiduría del Altísimo, que lo dispones todo con firmeza y suavidad, ven para mostrarnos el camino de la prudencia.

(lun) 18 de dic.: Oh, Pastor de la casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.

(mar) 19 de dic.: Oh, Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más.

(mié) 20 de dic.: Oh, Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas.

(jue) 21 de dic.: Oh, Enmanuel, rey y legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.

(vie) 22 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

(sab) 23 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia , esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

(dom) 24 de dic.: Oh, Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.