OH, REY DE LAS NACIONES Y PIEDRA ANGULAR DE LA IGLESIA, VEN Y SALVA AL HOMBRE QUE FORMASTE DEL BARRO DE LA TIERRA.

Ya vimos que Cristo es la Llave de David y Tronco de Jesé, ambos títulos vinculados con la realeza del Mesías. Ambos se relacionan con la historia concreta del pueblo de Israel. Pero el Ungido viene al mundo con una mayor amplitud de miras: no sólo viene a ser rey de Israel, sino del mundo entero. Es decir, Rey de reyes y Señor de señores. Así, Jesucristo detenta el título de “Rey de las naciones”. De este modo se universaliza su potestad y gobierno, de la que se beneficia todo el género humano —a veces tan sometido a la arbitrariedad, corruptelas y tiranías de sus gobernantes—.

El otro título que aparece es “Piedra angular de la Iglesia”. La imagen, referida a la arquitectura, se refiere a la piedra clave que sujeta todo el arco y todo el edificio. Fueron los romanos quienes universalizaron el uso del arco para aligerar las construcciones y darles más belleza. La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios que camina hacia la plenitud del Reino de Dios. Construida sobre el cimiento de los Apóstoles, encuentra en Jesucristo su piedra angular. Él ha sido, es y será siempre el fundamento de la Iglesia. Sin Jesucristo, la acción de la Iglesia no tiene alma. Algo que el Papa Francisco repite machaconamente para evitar un cristianismo sin Cristo.

De una imagen de la arquitectura pasamos a una imagen artesanal: Dios como alfarero, que modela al hombre del barro de la tierra. Ese es nuestro origen. La iglesia nos lo recuerda cada miércoles santo: “acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”. Somos criaturas de Dios, no creadores. Benedicto XVI afirmaba que una de las mayores aberraciones de la cultura actual es haber dado la espalda al Dios Creador, queriendo sustituirle por el nuevo dios de la tecnología.

No solo somos barro, sino un barro manchado. Pero la llegada del Mesías nos anuncia un nuevo proceso de sanación, a través del nuevo moldeado que hace en nosotros la gracia de Dios. Es como el barro, una vez moldeado de nuevo por el alfarero, que recibe un baño de esmaltes que dan brillo y luminosidad a la pieza.

 

 

 

Versículos del Aleluya (Leccionario).

(dom) 17 de dic.: Oh, Sabiduría del Altísimo, que lo dispones todo con firmeza y suavidad, ven para mostrarnos el camino de la prudencia.

(lun) 18 de dic.: Oh, Pastor de la casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.

(mar) 19 de dic.: Oh, Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más.

(mié) 20 de dic.: Oh, Llave de David, que abres las puertas del Reino eterno, ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas.

(jue) 21 de dic.: Oh, Enmanuel, rey y legislador nuestro, ven a salvarnos, Señor, Dios nuestro.

(vie) 22 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia, ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

(sab) 23 de dic.: Oh, Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia , esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

(dom) 24 de dic.: Oh, Sol que naces de lo alto, resplandor de la luz eterna, sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.