Comenzamos a escuchar el libro de Tobit (o Tobías). Como muchos personajes de la Biblia da un poco de pena el pobre Tobit. Se mantiene junto al Señor a pesar de que todo el pueblo parece que se ha olvidado de la fidelidad a la alianza. Hace todo lo que un buen judío debe hacer: cumple las oraciones, peregrinaciones, ayunos, diezmos y primicias, y eso le supone ser la burla de sus conciudadanos, incluso en el destierro. Tobit ya había sido denunciado al rey por enterrar a los muertos, lo que le obligó a huir y perder todas sus posesiones. Hoy se vuelve a encontrar en la misma situación. Tobías, su hijo, le informa que ha encontrado un cadáver en la calle y corre a buscarlo para darle sepultura. Podía haber pensado que eso no iba con él, que ya había hecho bastante, que se encargase otro, pero no lo hace, corre a dar sepultura a ese compatriota.
En nuestra sociedad de consumo, por mucha crisis que haya, se ha ido perdiendo la práctica de las obras de misericordia, casi todo se hace pagando o buscando al especialista del sector. Para enseñar al que no sabe se paga una academia, para vestir al desnudo se va a Zara, para consolar al triste se llama a los psicólogos y para enterrar a los muertos se acude al tanatorio. Mucha gente pasa indiferente ante los problemas, pensando que ya habrá quien se encargue. Criticamos a las administraciones, nos quejamos de los funcionarios, pero no hacemos nada. Al final, cuando alguien quiere algo gratuito acaba acudiendo a la Iglesia (mientras critica lo vergonzoso que es que la Iglesia esté llena de cálices de oro y estatuas de plata). Se ha perdido el sentido de la gratuidad, de dar la vida por los otros, de entregarse sin reservas, de hacer lo que uno pueda por los demás, aunque le cueste su fama o su fortuna.
Es necesario volver a vivir y enseñar las obras de misericordia, tanto corporales como espirituales. Dios Padre envío a su propio Hijo para redimirnos, no se guardó nada. Si un cristiano tiene que irse pareciendo a Cristo no puede permanecer indiferente ante las situaciones, muchas tan dolorosas, de su entorno.
Pidamos al Sagrado Corazón de Jesús y a nuestra Madre la Virgen que jamás tengamos un corazón de piedra, sino un corazón que se conmueve y actúa de la misma manera que Cristo.
Es una bonita reflexión gracias por Compartirla
Me parece que la lectura de hoy es de la 2ª carta de Pedro; la de Tobías es para los años impares..
Querido comentarista 8 su comentario es estupendo. Pero creo que Manolo tiene razón.
Me llamo Pili.y no hay misericordia porque este mundo pasa loque pasa.porque se han olvidado de Dios(y bo hacen caso que JESÚS vino al mundo a salvar) y la Iglesia lo que tienen son ofrendas.p hay que rezar mucho y atraer almas a Dios. Estaremos en paz si muchos quitaran de su vida al mentiroso de SATANÁS Y SEGUIDORES.AMEN
He entrado a esta noticia por curiosidad,
Ni María, ni ningún santo tiene potestad en la tierra, os recuerdo que quien pagó el precio fue Jesús, sólo él tiene potestad para enfrentar al que gobierna este mundo.
Muchas gracias. Siempre confiando en la DIVINA MISERICORDIA
Querido Nacho , creo que tu comentario no viene al caso ya que nadie nombró a los santos ni a nuestra madre la santísima virgen María madre de nuestro señor XTO JESUS, pero no debemos olvidarnos que aunque no era todavía el tiempo de JESUS, en las bodas de Canahan hizo el primer milagro obediente a su Madre.
Si tú madre te hace un pedido no le harías caso?