Una palabra que hoy está olvidada de la vida pública de los famosos y de los youtubers. También es muy poco valorada entre el común de los mortales. Falsamente se considera una debilidad y de tontos ser humilde en nuestra sociedad. Pero, curiosamente, reconocemos como buenas, agradables y de fiar a las personas humildes. ¡Que incoherencias!

La humildad es una virtud cristiana imprescindible por la que reconocemos que todo lo que somos y todo lo que tenemos proviene de Dios. Todo es un don de Dios; de Él dependemos y a Él se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira, le importan “otros tesoros”, porque ha descubierto que ser hijo de Dios es lo más importante. Se ve a si mismo y al prójimo ante Dios. Es así libre para amar y dedicarse al amor y al servicio.

Isaías describe a Asiria como todo lo contrario. No reconoce el don de Dios, ni su presencia y vive al margen y en contra de su voluntad. Es la soberbia que cada vez es más frecuente en nuestra sociedad. El profeta expresa el “enfado” de Dios porque la soberbia destruye al hombre, a los pueblos, a la humanidad. Es un pecado capital que hay que evitar y luchar contra el.

Jesús, en el pasaje de San Mateo de hoy, expresa su acción de gracias al Padre por su ayuda y predilección con los pequeños, con los humildes; porque la humildad se opone a la soberbia, y nos ayuda a amarnos a nosotros mismos al reconocer los dones que Dios nos ha regalado, y la responsabilidad de ponerlos en práctica según su voluntad. El humilde ve las cosas como son: lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que la persona es más humilde, tiene una visión más correcta y verdadera de la realidad.

¿Y tú? ¿Eres de los “pequeños”, de los humildes? No te engañes, la soberbia no conduce a nada bueno. La humildad no es debilidad, ni ser tonto, todo lo contrario: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.